Qinghai, provincia del oeste de China afectada hoy por un terremoto de 7,1 grados de magnitud en la escala abierta de Richter, es una zona ligada a la etnia tibetana y utilizada en las épocas del maoísmo para enviar a disidentes y otros enemigos del régimen comunista.

Con 720.000 kilómetros cuadrados, la provincia, de 5,3 millones de habitantes, se encuentra en el límite oriental de la meseta tibetana, y los chinos siempre la han identificado como un lugar remoto e inhóspito.

La provincia es una de las más pobres de China (su PIB supone menos del 1 por ciento del nacional), pero al mismo tiempo reviste una gran importancia estratégica, ya que es en ella donde nacen los tres grandes ríos de Asia Oriental: el Amarillo, el Yangtsé y el Mekong.

Qinghai además es zona clave en el conflicto entre China y los tibetanos en el exilio, quienes también la reclaman como territorio del Tíbet (en ella nació el actual Dalai Lama).

El 54 por ciento de los habitantes de Qinghai pertenecen a la etnia mayoritaria han, mientras que el 23 por ciento son tibetanos.

En la provincia se libraron en los años 2008 y 2009 algunos enfrentamientos entre ésta última etnia y las autoridades, reflejo de los incidentes ocurridos también por esas fechas en el vecino Tíbet.

La provincia, como todo el oeste de China, se encuentra en una zona de gran actividad sismológica, por la fricción entre las placas india y asiática, aunque muchos de los temblores suelen ocurrir en zonas escasamente pobladas o incluso desiertas.

La zona también da nombre al Tren Qinghai-Tíbet, el más alto del mundo, inaugurado en el 2006.