Washington, L. LEAL

El presidente de Irán, Hasán Rohaní, ha escenificado esta semana una serie de gestos de acercamiento a EE UU y sus aliados occidentales en vísperas de su participación en la asamblea general de la ONU, con la voluntad declarada de lograr avances tanto en su controvertido programa nuclear como en el conflicto sirio.

Desde que el presidente de EE UU, Barack Obama, revelara el domingo que ha intercambiado cartas con Rohaní, el nuevo Gobierno iraní ha desplegado una suerte de ofensiva amable hacia Washington, que podría culminar en una reunión entre los mandatarios de ambos países en los márgenes de la cita anual en Naciones Unidas, la semana que viene. De momento, lo que es seguro es que Rohaní se vera con su homólogo francés, François Hollande, el próximo martes, con ese mismo formato.

La Casa Blanca se mostró abierta el jueves a la posibilidad de un encuentro entre Obama y el mandatario iraní, que asumió el poder en agosto, al reconocer que han visto «muchas cosas interesantes desde Teherán», en palabras del portavoz Jay Carney.

Rohaní se ha dirigido al pueblo estadounidense en dos ocasiones: una entrevista con la cadena NBC, el miércoles, y un artículo de opinión, el jueves, en «The Washington Post». Sin embargo, Israel ha instado a sus aliados occidentales a «no dejarse engañar por las palabras fraudulentas» de Rohaní, que esta semana aseguró que Teherán «nunca» buscará hacerse con la bomba atómica bajo su mandato».