A Luisa García, el aviso del tiroteo en Múnich le pilló en La Caridad, en casa de su madre. Llegó el pasado sabado para iniciar sus vacaciones. Pero conoce bien la ciudad en la que se produjo ayer el ataque terrorista: allí tiene su trabajo y todos los días la cruza bajo tierra en tren, desde la cercana ciudad de Ausburgo, a unos 60 kilómetros y en la que reside. "Desde hace tiempo pienso que es muy fácil cometer un atentado en cualquier sitio. En especial en Alemania, donde el tren es utilizado por muchas personas", explica.
La noticia del atentado se la dio un amigo que también reside en Ausburgo y que mañana empieza sus vacaciones. "El centro comercial Olympia está al lado de un parque muy grande, al que suele acudir mucha gente a pasar el día. Es una zona muy concurrida porque se trata de la visita típica si estás en Múnich: tiene un acuario y cerca está el museo de la BMW", detalla.
La asturiana Luisa García lleva dos años viviendo en Alemania. Allí se mudó cuando consiguió trabajo en Múnich como ingeniero industrial. Y afirma que la presencia policial se intensifica en la ciudad en cuanto se produce un atentado terrorista en cualquier lugar de Europa. "Se ve más policía. Yo hago el trasbordo en la estación central y allí se nota más presión; se ven más agentes en momentos complicados", asegura.
Ya vivió en primera persona la inquietud que se produjo con la amenaza terrorista del pasado enero por un atentado en la estación central que finalmente no se produjo. "El flujo de pasajeros es muy grande y habia muchísima policía", explica Luisa García. Ese es, cree, uno de los puntos débiles de la seguridad en Múnich.
