Desenlace judicial

Bolsonaro atribuye su persecución a la "obra" que realizó en Brasil

En una entrevista al diario paulista Folha, el expresidente del país negó haber atacado el sistema de votación ante la comunidad diplomática y aseguró que tratan de castigarlo "por su obra" al frente del Gobierno de ultraderecha

Fotografía de archivo del expresidente brasileño Jair Bolsonaro (c).

Fotografía de archivo del expresidente brasileño Jair Bolsonaro (c). / EFE

Abel Gilbert

Brasil deberá esperar hasta el jueves para saber si el Tribunal Superior Electoral (TSE) inhabilitará por ocho años al expresidente Jair Bolsonaro en el ejercicio de los cargos públicos por haber abusado de su poder. El excapitán del Ejército pareció adelantarse al resultado de una votación que la prensa anticipa como desfavorable. En una entrevista al diario paulista 'Folha', Bolsonaro negó haber atacado el sistema de votación ante la comunidad diplomática y aseguró que tratan de castigarlo "por su obra" al frente del Gobierno de ultraderecha. "Todos dicen que me volveré inelegible. No me voy a desesperar. ¿Qué puedo hacer? Estoy inhabilitado hasta que se demuestre lo contrario. Voy a seguir haciendo mi parte", dijo. A su vez, no descartó que su esposa y exprimera dama, Michelle, tome la iniciativa en las elecciones de 2026 en caso de ser finalmente sancionado por el TSE. "Si ella quiere, puede ser candidata". Esa, dijo, es su "bala de plata".

Benedito Gonçalves, el juez del TSE de orientación conservadora que se desempeña como relator de este caso, le quitó a Bolsonaro la esperanza de un milagro. A su criterio, la justicia no puede mirar hacia otro lado frente a los discursos antidemocráticos y plagados de con mentiras del excapitán. Gonçalves habló de un "coqueteo peligroso y nada discreto con el golpe" de Bolsonaro y pidió su inelegibilidad hasta 2030.

Al escucharlo, Flavio Bolsonaro, primogénito del líder ultraderechista y senador, montó en cólera. "Intentarán detener a Bolsonaro, pero no podrán con la obra que dejó".

Sin argumentos

Horas antes, Bolsonaro, quien enfrenta otras causas en su contra, había calificado de "absurda" la relación que hacen sus acusadores entre sus palabras de descalificación ante los embajadores, en plena campaña electoral, y la embestida de los bolsonaristas, el pasado 8 de enero, contra las sedes de los poderes Ejecutivo, legislativo y judicial en Brasilia. El exmandatario atribuyó los actos vandálicos a seguidores de Luiz Inacio Lula da Silva y, además, llamó a su vez "imbéciles" a los ultraderechistas que intentaron realizar ataques con explosivos cerca del aeropuerto de Brasilia. "Ahora en Rusia hubo un levantamiento del grupo Wagner. Había decenas de miles de hombres armados en ambos lados, con tanques en las calles. En Brasil el golpe fue de señoritas con una Biblia bajo el brazo. De hombrecitos con la bandera brasileña en la espalda".

Pruebas contundentes

"La probable condena de Bolsonaro será ejemplar para que otros líderes políticos no utilicen la presidencia como trampolín para campañas electorales no permitidas por la ley", señaló Merval Pereira, columnista del diario carioca O Globo. "Bolsonaro hace tiempo que cambió los ataques frontales a los tribunales superiores por el lamento retórico de que es perseguido. En su defensa, su abogado argumenta que, como máximo, merecía una multa, admitiendo ya que hubo una infracción en aquella reunión". Para Pereira, la decisión del entonces presidente de desacreditar el proceso electoral fue "un paso claro en la dirección del golpe pretendido, que luego se hizo explícito". A su criterio, ni siquiera hace falta apoyarse en la minuta golpista que encontraron en la casa de su exministro de Justicia, Anderson Torres, o en los documentos encontrados en el teléfono móvil del teniente coronel Mauro Cid "para entender que la línea de tiempo en la que se inserta la reunión de los embajadores" y que desemboca en el 8E.

Probable impacto

Según Monica Gugliuano, columnista del diario paulista 'Estado', la posible suspensión de los derechos políticos de Bolsonaro "podría ser la ola que faltaba para que buena parte de los evangélicos en el Congreso surfearan" hacia el Gobierno del Partido de los Trabajadores (PT) y sus aliados de centro. "Esperamos una palabra de paz y amor del presidente Lula. Una palabra que hasta ahora no ha estado dispuesto a darnos", dijo el diputado y pastor Cezinha de Madureira. Gugliano recuerda que "el movimiento de una parte de los evangélicos descontentos con el radicalismo bolsonarista no es nuevo. El problema es que sectores del PT rechazan con fervor religioso cualquier acercamiento con las iglesias en cuyos templos Bolsonaro recogió el 70% de los votos del sector, frente al 30% dado a Lula en las elecciones". Para aceptar la convivencia con los evangélicos -que fueron aliados entre 2003 y 2010 - Lula tendrá que vencer la resistencia de socios y aliados más a la izquierda en el partido.