Cumbre en Sao Pablo

Brasil defiende ante el G20 el impuesto a los superricos para reducir la pobreza y fomentar el desarrollo sostenible

El Gobierno de Lula da Silva se ha propuesto poner en este grupo que integra a las principales economías el acento en el combate contra la pobreza y la lucha contra el cambio climático

El ministro de Economía de Brasil, Fernando Haddad, este jueves durante su intervención en la reunión del G20 en Sao Paulo.

El ministro de Economía de Brasil, Fernando Haddad, este jueves durante su intervención en la reunión del G20 en Sao Paulo. / EP

Abel Gilbert

Brasil defendió este jueves la necesidad de implementar un impuesto mínimo global para los superricos para enfrentar las situaciones de enorme desigualdad social en el mundo. "Si actuamos juntos, tenemos la capacidad de hacer que estos pocos individuos hagan su contribución a nuestras sociedades y al desarrollo sostenible del planeta", dijo el ministro Fernando Haddad durante la segunda y última jornada de la cumbre de ministros de Economía y presidentes de los bancos centrales de los países que integran el G20, en Sao Paulo.

El Gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva dirige las riendas del G20 hasta finales de 2024. A tono con las expectativas del presidente de expandir su liderazgo internacional, lo que le lleva a intervenir en distintos asuntos de primer orden, Brasil se ha propuesto poner en este grupo que integra a las principales economías el acento en el combate contra la pobreza, así como las reformas de la gobernanza y la fiscalidad global, así como la lucha contra el cambio climático.

"Creemos que un impuesto mínimo global sobre la riqueza podría constituir un pilar para la cooperación fiscal internacional", dijo Haddad.

El ministro reivindicó la propuesta de una "fiscalidad internacional justa y progresiva" sobre la base de una experiencia reciente en su país. El Gobierno logró en diciembre pasado que un Congreso adverso aprobara su reforma fiscal. Además de reducir a cero el impuesto a los alimentos, Haddad instituyó un impuesto a los fondos de inversión de los superricos de Brasil que permitió un importante aumento de la recaudación tributaria a partir del ingreso al Estado de 830 millones de dólares en un año. "Estoy seguro de que hay mucho que los países pueden hacer por sí mismos", dijo el ministro anfitrión. Reconoció, no obstante, que "las soluciones eficaces" para que las grandes fortunas "paguen los impuestos que les corresponden" dependen "de la cooperación internacional". En ese sentido, "aplaudió" que "la mayoría de los países del mundo hayan expresado claramente su deseo de profundizar en la cooperación fiscal internacional a través de una Convención de las Naciones Unidas".

El problema de la evasión

Haddad reconoció los progresos que han tenido lugar en la materia a partir de un trabajo de la OCDE, que ha sido parte de la reunión en la capital paulista. "A pesar de los recientes avances, es un hecho indiscutible que los multimillonarios del mundo siguen evadiendo nuestros sistemas fiscales mediante diversas estrategias". Citó al respecto el último informe del Observatorio Fiscal de la UE, según el cual esa minoría selecta paga "un tipo impositivo efectivo equivalente a entre el 0% y el 0,5% de su riqueza". Haddad preguntó a sus colegas si deben permitir "que una situación como esta continúe". Para apoyar su iniciativa, el ministro incorporó a las deliberaciones al economista francés Gabriel Zucman, un discípulo de Thomas Piketty, experto en desigualdad. "Sé que en la sala hay diferentes puntos de vista sobre el tema, pero espero que la presentación sea informativa y allane el camino para futuros debates basados en pruebas", señaló Haddad.

Resolución pendiente

La definición de las eventuales medidas en esa dirección queda pendiente hasta finales de julio, cuando Río de Janeiro volverá a albergar a los ministros de Economía del G20. "Consultaremos a todos los miembros y trabajaremos juntos para tener un documento equilibrado, pero ambicioso que refleje nuestras legítimas aspiraciones", dijo Haddad.

Durante la sesión de apertura, el ministro francés de Economía, Bruno Le Maire, había confiado en la posibilidad de avanzar en la estructuración de un nuevo sistema fiscal internacional "más eficiente y justo" que el actual. El nuevo modelo constaría de tres pilares: gravar las rentas no físicas, por ejemplo, las obtenidas por medios digitales; impuestos a las grandes empresas y un impuesto mínimo para las personas físicas. Le Maire recordó al respecto que en Francia ya se ha aprobado la base jurídica de los dos primeros pilares, y que la tributación de las rentas no físicas comenzará en junio de 2024 y la de las grandes empresas en enero de 2025. "Esperamos que estas medidas aporten unos ingresos adicionales de alrededor de 1.500 millones de euros al año".

La posición de Noruega

El ministro noruego de Finanzas, Trygve Vedum, respaldó la propuesta brasileña. Noruega ha sido invitada a la cumbre del G20. "Tenemos objetivos comunes porque es extremadamente importante para el sistema de bienestar nórdico que todos contribuyan, incluidos los superricos", dijo al diario paulista Folha. Consideró que el impuesto mínimo a las grandes tecnológicas establecido por la OCDE supone "una victoria muy grande" en esa dirección. "Ahora estamos trabajando para que se ratifique el Pilar 1 (derechos fiscales sobre los beneficios de las multinacionales entre países)". Vedum reconoció que "algunos multimillonarios" noruegos "se han ido" de ese país y se establecieron en Suiza. "Esa es la razón principal también para trabajar por esta fiscalidad global". Con acuerdos de esa naturaleza "sería menos atractivo trasladarse debido al impuesto sobre el patrimonio".