La Semana Europea de la Prevención de Residuos 2020 (SEPR) finalizó el último viernes de noviembre y, con ella, un nuevo ejemplo de cómo los más pequeños se implican en el cuidado de nuestro planeta. Durante esa semana, cincuenta centros educativos asturianos se sumaron al reto que se lanza cada año desde Europa y que, en esta ocasión, además, ha tenido que adaptarse y hacerlo en unas condiciones más restringidas.

Pero nada les frena y así miles de alumnos pusieron en práctica todo su conocimiento y buena disposición para desarrollar diferentes iniciativas que contribuyeran a la reducción, reutilización y reciclaje de residuos y demostrar así que proteger el entorno es cosa de todos.

Fue el caso del CP Las Vegas, de Corvera, que participó en la SEPR con la propuesta “Mi bocadillo sin residuos”, con el que han buscado concienciar a la comunidad educativa de la importancia de no generar más residuos de los necesarios a la hora del tentempié. Para ello, pusieron en marcha algunas acciones como el uso de fiambreras reutilizables, de cantimploras o botellas de varios usos para líquidos y de bolsas de tela para llevar su merienda.

Cartel en el C. P. Las Vegas Foto cedida a LNE

Desde el CP Padre Galo de Luarca se apostó por el concepto de Trash Cooking o, como se conoce en español, la “cocina de aprovechamiento”, a través de las recetas de la abuela. Los profesores del centro quisieron fomentar de manera lúdica y dinámica el aprendizaje por descubrimiento, así como la implicación de las familias. A través de esta acción, el alumnado ha sido consciente de la importancia de dar una segunda vida a los alimentos y ha aprendido a crear recetas saludables con los sobrantes de otras comidas.

Sobre la comida y cómo frenar el desperdicio de alimentos también trabajaron los alumnos del CP Santa Eulalia de Mérida con su iniciativa “Recetas para la reducción”. Cada alumno preparó en papel una receta que incluía ingredientes que estaban a punto de convertirse en desechos y con todas prepararon un mural, así como un pequeño vídeo con fotos de los alimentos empleados y el resultado final de las recetas, para las que se intentó utilizar siempre producto local y de temporada.

Desde el IES Santa Cristina de Lena se trabajó con especial hincapié en el tema central de la SEPR de este año: los residuos invisibles, aquellos que se generan en el proceso de producción. Para ello, se centraron en productos muy utilizados por los alumnos: teléfonos móviles, dispositivos electrónicos y ropa. Entre otras actividades, elaboraron documentación, realizaron un vídeo de sensibilización y salieron a la calle para preguntar a sus vecinos si sabían qué era la SEPR y cuáles eran los “residuos invisibles”, momento que aprovecharon también para hacer entrega de un folleto en el que explicaban ambos conceptos.

Documentos de trabajo en el IES Santa Cristina de Lena Foto cedida a LNE

Los alumnos del Colegio Santa Teresa de Jesús de Oviedo se convirtieron durante la SEPR en “Superhéroes de las 3R” y, como tales, dedicaron su semana a depositar en un mismo espacio todos los residuos que generaron durante sus recreos. Así, pudieron ser conscientes del volumen que llega a generarse en pocos días y el impacto que tiene en la naturaleza y sobre ello trabajaron y reflexionaron. Se trata de un proyecto que han decidido extender más allá de la Semana Europea de Prevención de Residuos, ya que seguirán controlando la cantidad de residuos que generan tras cada recreo y buscarán las mejores fórmulas para ir reduciéndolos.

El Colegio Santa María del Naranco de Oviedo también se volcó con la Semana Europea de la Prevención de Residuos con diferentes actividades. Entre ellas, alumnos con diversidad funcional del programa AVIS (Alter Vía Inclusión Socio-Laboral) de entre 16 y 23 años realizaron un taller de reciclaje de residuos de aparatos eléctricos y electrónicos (RAEE). Así, se ocuparon de desmontar los equipos y clasificar sus diferentes elementos, que después entregaron a una empresa asturiana especializada en esta materia para su correcto tratamiento.

Los alumnos de quinto y sexto de primaria hicieron su propia versión del videojuego “Among us”. Para poder superar el juego tuvieron que ir completando diferentes misiones consistentes en pruebas prácticas o preguntas que obligaban a una reflexión sobre la importancia de reciclar desde el origen para fomentar un consumo responsable.

Con cinco actividades diferentes se sumaron a la SEPR los escolares del IES Valle de Aller. Entre ellas, se trabajó mucho desde su restaurante La Carisa, donde se han afianzado las mejores prácticas en materia de sostenibilidad: apuesta por menús ecológicos, búsqueda de residuo cero, elaboración de desayunos saludables... Desde este centro hicieron especial énfasis en que todas las actividades pudieran incorporarse a la vida diaria de sus alumnos y que de esta forma la sensibilización trascendiera el ámbito educativo y llegara también a las familias. 

El CP Marcos Torniello de Avilés apostó por centrar su iniciativa “Un mundo plastificado” en concienciar sobre la utilización excesiva que se hace de los plásticos. Para ello, entregaron a cada familia una hoja de registro en la que contabilizaron cuántas veces tuvieron que acudir al contenedor amarillo. El objetivo de esta primera fase era ser conscientes de cuántos plásticos llegan a acumularse en una casa. Después, ya en una segunda fase que fue la que tuvo lugar durante la propia SEPR, trabajaron para reducir ese volumen de plásticos y se comprometieron a continuar con sus nuevos hábitos también en el futuro.

Mención especial merecen también los alumnos del CP La Vallina, de Luanco, que salieron en grupos burbuja a lo largo de toda la semana para limpiar las playas más cercanas a su colegio y proceder, después, a realizar un análisis de lo recogido. Así pudieron comprobar de primera mano qué tipo de residuos son los que más se encuentran en estas zonas naturales y proponer medidas para reducirlos. 

En definitiva, sensibilizar y fomentar la reflexión desde el juego y el trabajo en equipo. Esa es la apuesta desinteresada que cada año hace el profesorado asturiano y cuya labor trasciende siempre el ámbito educativo. Gracias a ellos, niños y jóvenes son cada vez más conscientes del impacto que su actividad tiene en el planeta y, por tanto, son más capaces de cambiar sus hábitos y cuidar mejor de su entorno.