Diez mil asturianos asistieron a la llegada del avión que inauguró el servicio regular Madrid-Llanera". "A las doce horas y siete minutos tomó tierra este en la pista de La Morgal". Son los titulares con los que LA NUEVA ESPAÑA describió el gran acontecimiento que supuso el comienzo de la aviación comercial en Asturias en 1952, hace justo ahora setenta años. De hecho, el aniversario de las siete décadas de esta efeméride acaba de cumplirse hace solo unos días. La prensa publicó la noticia el día 9 de septiembre de aquel año, aunque este primer vuelo se había producido dos días antes, el 7, un domingo. En aquella histórica jornada para la región fueron 34 los pasajeros que aterrizaron en el aeródromo llanerense inaugurando el trayecto con la capital de España. Llegaron en un aparato de la compañía Aviaco, en concreto un Bristol 170. Después se implantarían líneas con puntos como Bilbao o Santiago, aunque algo más de una década después, en 1963, el aeródromo fue cerrado "por razones técnicas relacionadas con la abundante niebla", explica Ramón Rodríguez, director del Real Instituto de Estudios Asturianos (RIDEA), en su libro sobre el municipio de Llanera.

Cuando Llanera abrió una autopista en el cielo

El nuevo aeropuerto de Asturias, tras el estudio de varios emplazamientos, se inauguraría años después, en junio de 1968, en terrenos próximos a Santiago del Monte (Castrillón), su ubicación actual. Pero Llanera sigue guardando entre las efemérides de su historia destacada la de haber sido el territorio que acogió el inicio de los viajes en avión con pasajeros entre Asturias y otros puntos de España.

De aquel primer vuelo comercial del 7 de septiembre de 1952 quedan registrados abundantes detalles en el relato publicado por este diario y que firmaban los entonces enviados especiales Álvaro Arias, Juan Luis Cabal y Luis Alberto Cepeda.

"Son las diez y once minutos; zumban los poderosos motores. Es el instante en que nos ceñimos los cinturones; no se puede fumar. El momento es de verdadera emoción y apenas se habla", escribieron acerca del momento de la partida de aquel histórico vuelo que salió "de la pista 5-23, la primera que se construyó en Barajas".

Eran ya las diez y veinte de la mañana "cuando los motores revolucionan vertiginosamente" para partir. "Dos minutos escasos han transcurrido cuando ya estamos en el aire. Volamos sobre el Jarama", relataron. A los mandos del aparato, como primer piloto, "el coronel Cuadras, y, como segundo, el teniente coronel Ramos". Se menciona también la labor de las azafatas y el diálogo con una de ellas, de nombre Manolita Galán, madrileña, miembro de la tripulación, que ofrecerá un refrigerio al pasaje. Hay otra llamada Paquita Lueches.

"Volamos ya a 1.500 metros de altura y la velocidad se aproxima a 250 kilómetros hora", apuntan los cronistas testigos de este primer viaje comercial. Poco después, la altitud del aparato ya es de 2.500 metros. A las once de la mañana vuelan sobre Madrid y la velocidad es un poco mayor, 260 kilómetros hora.

El relato ofrece detalles hasta de las conversaciones del pasaje sobre fútbol –acerca del Oviedo y el Sporting– y el trayecto va transcurriendo hasta que "alguien anuncia que estamos sobre Valgrande".

"La azafata nos ruega que apaguemos los cigarros; a colocar los citurones. La marcha va aminorándose. Pero seguimos entre nubes, presentimos que llegamos a Oviedo y de pronto las nubes se rasgan; es cosa de segundos, pero, sí, debajo de nosotros está Oviedo. Gritos de júbilo. La visión ha sido rapidísima, pero hemos visto nuestra ciudad (...) Seguirnos hacia el norte, Gijón (...) Rebasamos El Musel. Y por fin, a virar. Ahora veo Villaviciosa, Noreña, Pola de Siero. Descendemos rápidamente, otra vez tierra adentro; se espantan unas vacas en un prado, también un perro corre alocado. Para abajo... Aproximándonos a la pista. A las 12,3 horas, veo como la rueda de mi lado toca con tierra; como una caricia. Y enfilamos por la pista... Luego, el delirio. Son las 12,5 horas cuando los motores descansan: también nuestros oídos. El viaje inaugural ha terminado. ¡Loado sea Dios!", finaliza la crónica.

Un aeródromo que atrajo a la primera aviadora de España

La historia del aérodromo de Llanera no comienza ni mucho menos en 1952. En ese año se produjo el primer vuelo con pasajeros, pero muchos años antes las pistas de La Morgal funcionaban con uso militar y otros. Entre las muchas crónicas de la prensa de la época, se haya la que hace referencia a la llegada de la primer mujer aviadora de España a territorio llanerense. Fue un 21 de agosto de 1929, un miércoles, cuando María Bernaldo de Quirós aterrizó a bordo de un Havilland Moth, acompañada del comandante Lecea, profesor de vuelo. Nacida en Madrid, pero «asturiana» de familia en Llanes, según ella misma precisaba, su llegada a Asturias como piloto causó también una gran expectación.