Entrevista | Pablo Álvarez Coordinador de Unión Rural Asturiana (URA)

"El sector primario desaparece, se queda sin mano de obra; es el principal problema"

"Si los sindicatos clásicos se ponen las pilas al aparecer URA, quedo satisfecho" | "Ojo, si pagan más la leche es porque no hay; eso no es bueno"

Pablo Álvarez, en Oviedo. | Irma Collín

Pablo Álvarez, en Oviedo. | Irma Collín

Mariola Riera

Mariola Riera

Pablo Álvarez estudió Derecho, pero decidió apostar por la ganadería. Junto a su hermano Iván lleva una explotación de 120 vacas lecheras en Posada de Llanera heredada de sus padres. Ahora ha decidido dar un paso adelante y ponerse al frente de Unión Rural Asturiana (URA), un sindicato en ciernes en el Principado que pretende "remover" un poco a las organizaciones agrarias clásicas, que, al modo de ver de Álvarez y del resto de los impulsores, no hacen nada por tirar del sector primario.

–¿Por qué nace URA?

–Surgió hará cosa de un año, cuando la gran manifestación del campo en Oviedo del 29 de diciembre que reunió a unas 5.000 personas y unos 300 vehículos. Yo participé con mi tractor. La convocó Asturias Ganadera, organización a la que yo no pertenezco y que al no ser un sindicato no tiene voz ni voto en las reuniones de las mesas sectoriales. Ahora ellos y otros más hemos decidido dar el paso de formar un sindicato para ser convocados, no como invitados, sino como parte activa en las reuniones a las que van el resto con el Principado. Nuestra peculiaridad es que no aceptamos asignaciones públicas, solo la cuota de socios.

–El abanico de sindicatos agrarios es amplio, ¿no les valen?

–Antes sí que funcionaban. Mi padre perteneció a uno toda su vida. Pero ahora... Cuando la gran manifestación de hace un año ellos fueron los primeros que nos criticaron a los que participamos, decían no era el momento. Con la crisis brutal que azotaba y azota al sector primario, el encarecimiento de los costes de producción que ahoga, ya desde antes de la guerra de Ucrania, ¿no era el momento de protestar? ¿Cuándo si no?

–Es cierto que el campo ya venía mal desde mucho antes de la guerra.

–Si ahora acabara la guerra, la inflación que sufrimos no bajará en la misma medida que subió hace dos años. Tenemos los cereales a más del 70% de encarecimiento, los fertilizantes químicos subieron un 333%, una tonelada de urea costaba 330 euros y ahora son 9.000...

–Hay más males que la guerra, por tanto.

–Por supuesto. El principal problema del sector primario es que desaparece, se queda sin mano de obra. Le leche ha subido de precio, se nos paga más en origen, desde hace un año un 50% o más. Pero ojo, no es porque hayan aumentado los costes de producción, que también, sino porque no hay leche en el mercado, esto no es bueno. Han cerrado muchos que venían mal desde mucho antes, ahogados por no ganar lo suficiente. Llevamos 787 ganaderías cerradas en España este año. Y no son de 10 ó 15 vacas como pasaba antes, sino mayores. El día que presentamos URA oí en la radio a un ganadero que cerraba una de 240 vacas lecheras en Barcelona. Vendía para una marca blanca y no cubría sus gastos. Antes la industria iba fuera a comprar leche si no había en España, pero es que fuera tampoco hay ahora.

–Usted tiene una explotación de leche, herencia familiar, ¿se arrepiente de seguir con ella?

–A veces sí. Es mucha sujeción, son 7 días a la semana de 13 o 14 horas. En nuestro caso no nos podemos quejar económicamente, pues no tenemos empleados, no había créditos y todo estaba saneado. Pero esto no quiere decir que no debiéramos ganar más y tener más poder adquisitivo en base a lo que trabajamos. Pero bueno, yo estudié Derecho y en Asturias solo un 10% de los que lo hacen ejercen la abogacía. Tampoco es que ahí lo tuviera fácil.

–¿Aconsejaría a algún joven que quisiera a dar el paso?

–Nadie se puede hacer ganadero de nuevas, y menos de leche. Hay que llevarlo en la sangre, tener una base y conocer muy bien el sector. La ganadería de leche es más complicada que la de carne. Pero un joven debe hacer, primero, lo que le gusta. Y si esto le tira, adelante, complicado es en todos lados.

–URA lo quiere hacer menos complicado.

–URA quiere que se oiga al campo de una vez.

–¿Puede concretar algo más?

–Lo primero que se convoquen elecciones en los órganos de representación agrarios, que llevan más de 20 años sin tocarse. Si con nuestra aparición las organizaciones clásicas se ponen las pilas me doy por satisfecho. También se debe poner en marcha la ley de cadena alimentaria. Es fundamental para no producir a pérdidas. Porque ojo, que nos paguen ahora a más la leche no soluciona nada. Si en el mercado se pone a precio de oro, ¿quién va a comprarla? Aunque esté aprobada, esta ley no se aplica y es básica: no se puede pagar el producto por debajo del coste de producción, así de simple.

–El lobo les trae de cabeza.

–El lobo, el jabalí, peor ahora con la ley de protección animal. Tenemos el lobo al lado de casa, ahí está el reciente ataque de Las Regueras. Yo plantaba algo de maíz y lo dejé porque el jabalí me lo destrozaba todo.

–¿Cree que los ciudadanos, la sociedad en general, son conscientes de la importancia y el papel estratégico del sector primario?

–La inmensa minoría es consciente de nuestra importancia, pero una gran mayoría, no. Cuando las manifestaciones, nos aplaudían. Pero luego la gente se olvidó. Lo mismo pasó con los sanitarios, o los camioneros... Es algo generalizado. En Alemania la agroganadería es un sector clave, muy importante, son potencia mundial, y hasta en ese país el ganadero ha pasado de ser una especie de referente a empezar a ser criticado. Cuando yo iba a la escuela se decía que un país desarrollado es el que tiene más desarrollado el sector servicios, pero ahora estamos viendo que el primario es importante; también la industria, claro.

–Hablaba antes de que un joven, ante todo, debe conocer bien la profesión ganadera, el campo, para dedicarse a ello.

–Creo que es fundamental y en eso cojeamos, no hay buena formación, lo que es causa en parte de esa falta de relevo generacional. En Alemania, por ejemplo, tienen una formación muy buena, teoría y luego prácticas, por varias ganaderías. Así se aprende.

–Habla de los males del campo, pero llevan unos meses tranquilos, sin mucha queja.

–A ver, somos un sector que lo tiene complicado para andar todo el día en la calle. Estamos dispersos, hay poca unión. Pero aparte, si yo ando de protesta todo el día, ¿quién atiende mis vacas? Lo tenemos muy difícil.

–Cierto. Pero se percibe al campo más calmado que hace un año.

–A ver, los precios han subido, las ayudas han llegado. Eso permite seguir adelante, pero hay problemas estructurales que hay que abordar: el relevo generacional, las normativas de despacho que no tienen sentido en el campo, el lobo...

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