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San Cucao, territorio de nobles y castillos, de la huella indiana y del tesoro natural de los Covarones

La parroquia de Llanera, cuyo crecimiento estuvo vinculado al linaje de los Valdés, cuenta con un rico patrimonio arquitectónico y etnográfico

La parroquia de San Cucao hunde su historia en la antigüedad pero fue en época medieval cuando este territorio de Llanera estalló en esplendor vinculado a una de las familias nobles de mayor poder en Asturias, los Valdés, que han dejado un rico patrimonio. La actividad campesina dominó esta tierra hasta entrado el siglo XX cuando se produjo uno de los fenómenos que han marcado la parroquia, la emigración a América. Quienes cruzaron el Atlántico en busca de fortuna y la lograron regresaron, construyeron grandes casas y fueron benefactores del concejo. Su huella permanece hoy en varios ejemplos de arquitectura indiana de la localidad.

Arriba, el palacete de los Pintado. Debajo, a la izquierda, el palacio de Villanueva.  Al lado, la torre de los Valdés, al fondo de la imagen.  | S. A. / P. T.

Arriba, el palacete de los Pintado. Debajo, a la izquierda, el palacio de Villanueva. Al lado, la torre de los Valdés, al fondo de la imagen. | S. A. / P. T. / Sara Arias

Uno de los vestigios más antiguos de la parroquia se encuentra en la iglesia de San Cucufate, donde se encuentran seis canecillos románicos en el testero del templo, que sufrió varias reformas entre los siglos XVII y XVIII. "En la Guerra Civil la incendiaron siendo reinaugurada en 1943. Como dato, en 1926 Franco procesionó con el farolillo, costumbre que mantenemos hoy en día", explica José María Martínez, historiador y estudioso de San Cucao.

San Cucao, territorio de nobles y castillos, de la huella indiana y del tesoro natural de los Covarones

San Cucao, territorio de nobles y castillos, de la huella indiana y del tesoro natural de los Covarones / Sara Arias

En la época medieval se establece en esta parroquia uno de los linajes con mayor abolengo en Asturias, los Valdés, que se convirtió en la familia de mayor autoridad del municipio, tal y como refleja Ramón Rodríguez en su libro "La parroquia de San Cucufate". Como fedatarios de su poder quedan en la parroquia vestigios como la Torre de los Valdés, que muestra partes originales medievales, como los vanos de la última planta o las saeteras que se ven en las esquinas. Fue en el siglo XIX cuando el edificio adquirió su actual imagen con la construcción del edificio que la completa, dedicado en la actualidad a la celebración de banquetes. Los Valdés también han dejado tras de sí el palacio de Villanueva, también conocido como Torres Nuevas, con datación en los siglos XVII y XVIII. Es uno de los mejores ejemplos de arquitectura palaciega de estilo rural e incluye una capilla adosada. "Se hizo el tejado para conservar el palacio, pero es una medida provisional", detalla Chema Martínez.

San Cucao, territorio de nobles y castillos, de la huella indiana y del tesoro natural de los Covarones

San Cucao, territorio de nobles y castillos, de la huella indiana y del tesoro natural de los Covarones / Sara Arias

Otro de los palacios de esta parroquia es el de Cañe, en Tuernes El Grande, ligado a distintas familias nobles desde su edificación en el siglo XVIII, aunque hoy en día se encuentra en un "lamentable" estado de ruina. De la misma época es la Capilla del Diablo, vinculada a una casona solariega de Guyame, y que estaba dedicada a San Bartolomé, santo que solía representarse con la figura de un diablo a sus pies. De ahí el nombre popular que adquirió el pequeño templo, que se quemó en la contienda española y fue reconstruido en ladrillo.

Bajo el influjo de estas familias nobles se fue creando la sociedad de la parroquia, en la que la mayor parte de sus habitantes eran por este tiempo campesinos que también dejaron un rico patrimonio etnográfico así como la arquitectura tradicional de las casas mariñanas. "Son todas iguales y se caracterizan porque son de planta baja, con la entrada abierta en el centro y dos grandes estancias a los lados", detalla Martínez.

Palacetes

Además de las labores del campo comenzaron a surgir otros oficios en fraguas, llagares, molinos, carpinterías, satrerías, lecherías y bares-tienda que fueron apuntalando el crecimiento de la parroquia. A finales del siglo XIX y principios del XX se produjo un gran fenómeno de emigración a América, sobre todo a Cuba y Argentina, detalla Martínez, que convierte a San Cucao en la capital de la arquitectura indiana del concejo con singulares ejemplos como Casa El Burión, Casa de los Pintado, Villa Irene o El Chalet.

Este último inmueble se caracteriza por una abundante decoración de hierro fundido en los balcones y la planta alta. Si bien solo es posible verla de lejos debido al alto muro que rodea la propiedad. Una vista más fácil tiene el palacete de los Pintado, habitado y conservado en muy buenas condiciones. Cerca se ubica El Burión, en la actualidad a alojamiento turístico. Por último, Villa Irene en Tuernes El Grande, destaca por recrear la arquitectura cubana.

Casa de los Pintado.

Casa de los Pintado. / P. T.

A este notable patrimonio arquitectónico se une la riqueza natural de la localidad, con los Covarones como punto destacado por el paisaje kárstico de cuevas y rocas moldeadas por efecto de la erosión del río Tuernes y que forma parte de una de las rutas con mayor afluencia del concejo. "Recomiendo pasear por los pueblos, tanto por caminos asfaltados como no, observando la enorme riqueza que tenemos, es relajante y enriquecedor", dice el historiador.

San Cucao es una de las parroquias que más crecen en habitantes. Muestra de ellos son las nuevas edificaciones que se integran plenamente en el paisaje local: "En ningún sitio se rompe la sintonía con lo rural, hay una perfecta armonía social".