Parroquia a parroquia

Así es Bonielles, tierra fértil de labranza, descanso de Alejandro Mon y cuna del grupo "Desakato"

La parroquia cuenta con una de las vistas más espectaculares del concejo desde la capilla de El Fresno, lugar de peticiones y milagros

Orientada al sur, la parroquia de Bonielles, en Llanera, recibe la luz solar durante todo el día. Esta buena ubicación ha favorecido que haya una tierra fértil para la labranza del campo donde se dan muy bien las fabas, los frutales, la escanda, el lino o el maíz en un territorio que cuenta con una gran riqueza paisajística y patrimonio como la capilla de El Fresno o la iglesia de San Nicolás.Esta última acoge el sepulcro de un personaje ilustre, Alejandro Mon y Menéndez, que fue ministro de Hacienda en el siglo XIX y con vínculos familiares en la zona.

«Es tan buena tierra que cuando se plantaba había mucho excedente que se vendía en los mercados de Posada, Oviedo y Avilés. Por ejemplo, tenemos naranjas y limones durante todo el año, hay una especie de microclima», comenta Rosa García Rodríguez, presidenta de la Asociación de Vecinos de Bonielles, para empezar hablar de la localidad.

Los habitantes más mayores de la parroquia aún recuerdan las plantaciones de lino que se llevaban después a los telares de Candamo y Grado, «aunque dicen que aquí también los había, pero ya nadie se acuerda». Lo que era «fundamental» era la escanda, que se transformaba en harina en los molinos de la parroquia «porque casi todas las casas tienen o tenían un forno para hacer el pan», añade García.

También se plantaba mucha faba, patatas, todo tipo de verduras y hortalizas. Y remolacha, que se vendía para hacer azúcar. La ganadería ha sido asimismo clave en la historia de Bonielles, donde todavía se mantienen activas las lecherías de Ca Pepón, Ca Benito, Ca El Fresno, Ca Perico y Ca Luis, y «alguna de carne». «Antes había ganado en todas las casas, pero ahora quedan pocas ganaderías, hay que tener en cuenta también que en la actualidad la mayor parte de los vecinos trabajan fuera y somos una población muy envejecida, con una media de 70 años y es curioso que la mayoría son mujeres», apunta la responsable del colectivo vecinal sobre la parroquia, que se compone de los núcleos de Bonielles, Carbajal, Panizales, El Fresno, Vidriera y La Peña. 

La actividad agroganadera de Bonielles es parte básica de su historia, pero la parroquia ha dado paso a nuevas actividades como una empresa de invernaderos que ha profesionalizado la actividad de labranza, un comercio de piensos y maquinaria agrícola y dos estudios musicales, OVNI y Quique Sanchís. «El estudio de grabación es de dos miembros de ‘Desakato’, que crecieron aquí como músicos y allá donde fueron por todo el mundo pusieron a Bonielles en el mapa, no dejaron nunca de decir de dónde eran», comenta Azucena Pérez Rodríguez, miembro de la asociación y madre de los músicos. 

La parroquia cuenta también con varios puntos para visitar y disfrutar del paisaje, como la capilla de El Fresno, donde antaño había una Casa de Novenas a la que acudían feligreses no solo de diversos puntos de Llanera sino de otros municipios. El templo sigue siendo punto de peregrinación por devoción religiosa y la imagen de la Inmaculada Concepción, conocida como la Virgen de El Fresno, tiene fama de milagrosa. «Hay una inscripción de que perteneció al monasterio de San Pelayo de Oviedo y desde la capilla hay unas vistas espectaculares», destaca García. 

En la parroquia se guardan además historias de hombres ilustres como fue el ministro de Hacienda, diplomático, presidente del Consejo de Ministros y fundador de la Real Academia de las Ciencias Morales y Políticas, Alejandro Mon y Menéndez. En Bonielles pasó largas temporadas en la conocida como Ca El Palacio, en Vidriera. Se trata de una quintana tradicional asturiana rodeada de muros, que en la actualidad está habitada. 

De la vinculación de Alejandro Mon y Menéndez con la parroquia da cuenta su enterramiento en la iglesia de San Nicolás, donde también reposan los restos mortales de su hijo, Alejandro Mon Martínez. «Contaba mi abuelo que los terrenos donde está la iglesia los cedió al Obispado con la condición de enterrarse allí y de tener misas por la eternidad», apunta la presidenta de la asociación vecinal. 

Bonielles cuenta asimismo relatos de la Guerra Civil en la cueva del Pozón, en Panizales. Se trata de una cavidad con un lago de formas kársticas que fue explorada por los vecinos. «Los primeros espeleólogos fueron los del pueblo», dice con gracia García, quien expone una historia relacionada con la contienda. «El cura estaba perseguido y se escondió allí, entonces le llevaban de comer, pero cuando llegaron los milicianos encontraron una vajilla y fueron por todas las casas del pueblo cotejando a ver de quién era. El caso fue que la casa a la que pertenecían en La Peña estaba tan escondida que ni llegaron», explican.

De este tiempo la parroquia alberga patrimonio de arquitectura militar, las casamatas de La Matiella, que son Bien de Interés Cultural «y están abandonadas». Por ello, el colectivo acondicionar la zona para que se pueda visitar. «Estamos explorando la posibilidad y vamos a hablar con el concejal de Cultura, Iván Pérez», avanza García.