El peso y el prestigio que la actividad agraria tiene en Francia se traduce en reacciones como la del presidente de la República, François Hollande, ante las manifestaciones de los ganaderos de vacuno para exigir una subida del precio de la carne. El jefe del Estado ha prometido que presentará un plan de urgencia para los productores de leche y el resto del sector.

Las protestas han bloqueado carreteras y autopistas en zonas como Normandía, y por eso el presidente ha tomado buena nota. En unas declaraciones a los medios antes de participar en una reunión internacional sobre el cambio climático, en París, pidió a los agricultores que "entiendan que estamos todos movilizados, conscientes de sus dificultades, que son grandes y necesitan medidas estructurales". Añadió que, aparte de las estructurales, "también se decidirán medidas coyunturales, es decir, de urgencia".

El ministro de Agricultura, Stéphane Le Foll, ante el aumento de la presión de los ganaderos en las carreteras, indicó que el paquete de 23 millones de euros que se había fijado en febrero para ayudar al sector podría revisarse al alza. La principal reivindicación es un aumento del precio de la carne.

El pasado 17 de junio los distribuidores se comprometieron a subir progresivamente el precio que ellos pagan por la carne, y aseguran que lo han cumplido, pero no ha ocurrido lo mismo con los industriales y con otros intermediarios. A la espera de conocer el plan del Gobierno francés, cientos de ganaderos mantienen paralizadas las carreteras en puntos estratégicos de la red viaria de Normandía y Bretaña.

Sus representantes señalan que esperan que más allá de informar al consumidor sobre los verdaderos costes de una carne de calidad y de promocionar "el patriotismo económico", el Gobierno galo modifique los contratos de aprovisionamiento para que haya compromisos sobre la compra de la producción pero también sobre los precios y que se puedan repercutir posibles alzas de los costes de los piensos.