El Ministerio de Medio Ambiente ha editado un nuevo manual de buenas prácticas para el turismo de observación de osos, lobos y linces. El documento parte de la premisa de que este tipo de actividades pueden generar conflictos o perturbaciones sobre estas especies u otras animales y vegetales. "La mera presencia de observadores puede, por ejemplo, alterar patrones de conducta naturales e interferir en el desarrollo de la actividad vital de los animales. Todo observador debería contar con unos conocimientos mínimos sobre la ecología de las especies", comentan.

El manual incluye un decálogo de recomendaciones, entre las que destacan no compartir información sobre la ubicación de animales salvajes en las redes sociales. Asimismo se aconseja respetar la normativa legal, hacer las observaciones sin ser vistos por los animales para evitar interferir en su comportamiento y realizar estas actividades educadamente y de un modo cordial con el resto de usuarios del medio natural. Los expertos también recomiendan poner en conocimiento de las autoridades los comportamientos inadecuados que supongan un riesgo para las personas o perturben a los animales y recuerdan que el disfrute de la actividad debe ir más allá de la observación directa, incluyendo la interpretación del medio natural.

Por último, no se debe realizar observaciones de crías de corta edad, madrigueras o refugios o ir acompañados de perros. Y habrá que evitar siempre hacer los avistamientos a corta distancia.