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ARTURO ÁLVAREZ-BUYLLA ROCES | Neurocirujano astur-mexicano, premio "Príncipe de Asturias" en 2011

"Estamos empezando a modificar genéticamente las células para corregir enfermedades"

"Ya se hacen vacunas diseñadas, pero lo que queda por conocer es impresionante; el cerebro es una meta que aún no entendemos bien"

Arturo Álvarez-Buylla. luisma murias

Arturo Álvarez-Buylla Roces, neurobiólogo mexicano con sus dos abuelos asturianos, profesor de Anatomía y Neurocirugía en la Universidad de California-San Francisco y especializado en la neurogénesis del cerebro, ha vuelto al Principado como jurado del premio "Princesa de Asturias" de Investigación Científica y Técnica. En 2011 fue galardonado con el premio "Príncipe de Asturias" por sus estudios en el desarrollo de las células nerviosas en los cerebros de los adultos. El jurado destacó entonces "el descubrimiento de la regeneración de neuronas en cerebros adultos y de las neuronas espejo". En aquella ocasión indicó que estaba investigando en torno a las interneuronas.

-¿Cómo va su trabajo sobre las interneuronas cuatro años después?

-Va muy bien. Las interneuronas son las células locales que establecen conexiones dentro de los circuitos del cerebro. Están en todo el cerebro. Abundan en la corteza cerebral y las disfunciones afectan al número y a su actividad. Cajal las llamaba las mariposas del cerebro. Creía que en los humanos eran más diversas y complejas que en otros sistemas. Son unas células fundamentales. Mi interés por ellas viene a través del estudio del bulbo olfatorio, una estructura que procesa los olores y que en realidad es una parte de la corteza cerebral modificada. Recibe directamente la información sobre el olor de la periferia. Y ahí se procesan los olores con mecanismos que aún no entendemos del todo. Es una zona muy abundante en neuronas locales. Lo fascinante es que estas neuronas locales del bulbo olfatorio se reemplazan continuamente durante toda la vida. En humanos el sistema del olfato es muy primitivo comparado con otros animales y no hemos encontrado que haya gran cantidad de neurogénesis después de los tres años de edad. Pero en ratones y carnívoros, especies para las que el sentido del olfato es fundamental, la percepción de olores juega un papel importantísimo en cuanto a los mapas que crean estos organismos y el reemplazo de las neuronas locales o interneuronas continúa durante toda la vida modificando los circuitos, haciéndolos lo más adecuados posibles para la percepción y la identificación de los olores.

-La regeneración abre un futuro muy optimista.

-Sí, pero hay que verla desde el punto de vista biológico, para qué la utilizan los organismos vivos. La regeneración de neuronas hasta donde nosotros hemos visto, y hay diferentes opiniones en la biología y en la medicina, es un proceso dedicado a la plasticidad del sistema nervioso. Dedicado a modificar los circuitos del cerebro para mejorar su capacidad de función. Y eso puede ser utilizado en el futuro como un mecanismo de reparación. Pero hasta donde nosotros conocemos todavía no hay nadie que logre reparar el sistema nervioso reparando neuronas. Trabajamos en eso y esperamos que algún día alguno de los principios que han surgido de entender el proceso, los mecanismos de generación de nuevas células nerviosas en el cerebro adulto, nos va a facilitar la posibilidad de diseñar nuevas formas de curar enfermedades para las cuales se necesitan nuevas neuronas.

-Evitar la degeneración sería maravilloso.

-Claro, hay células que hasta lo que sabemos no se pueden regenerar fácilmente. Se generan en el embrión en etapas que el organismo es muy pequeñito y en ese momento hacen las conexiones. Después el organismo crece. Pero no se puede decir en la ciencia que hay cosas imposibles. Como afirmó Cajal, queda para la ciencia del futuro determinar si alguna de las limitaciones tan severas que hemos visto en el estudio biológico, por ejemplo de la regeneración axonal, son realmente limitaciones determinantes en el futuro.

-Los fallos en el olfato son una señal anticipada de alzhéimer.

-No es tanto que falle la regeneración de las neuronas en el bulbo olfatorio sino que el bulbo olfatorio es parte del sistema nervioso y está conectado al sistema nervioso por un largo pedúnculo, por un tallo, y por ahí van las fibras nerviosas. Y ahí se empiezan a ver muestras de degeneración. Por lo tanto, se pierde la transmisión hasta el sistema nervioso central. Desde el punto de vista de la regeneración, otro importante cambio ha sido la definición de cuáles son las células madre capaces de realizarla. En ese campo hay mucha gente trabajando, basándose en nuestros estudios y de otros para modificar células de nuestro propio cerebro a fin de hacerlas funcionar como progenitoras y que puedan regenerar células de un sistema nervioso enfermo. Pero está todo aún en etapas primitivas experimentales. Hay mucho que entender aún.

-Una revolución científica actual y que también es social.

-Están sucediendo. Estamos viendo ya los frutos de la revolución en cuanto a la comprensión de la regulación génica, de cómo se regula la producción de proteínas y de RNA. Estamos ahora empezando a modificar genéticamente las células para poder corregir enfermedades. ¿Cómo un sistema cerrado es capaz de formarse a sí mismo? ¿Por qué el sistema nervioso se forma a sí mismo? ¿Cuáles son las reglas de esa formación y una vez formado cómo se integra para empezar a poder interaccionar con el medio ambiente, a regular el medio interno, a tomar decisiones? Así somos capaces de sentir, de ver, de pensar, de tener memoria. Hay muchas incógnitas. Ya se hacen vacunas diseñadas; aun así, lo que queda por conocer es impresionante, el cerebro es una meta que aún no entendemos bien.

-¿Y la evolución?

-Lo que vamos aprendiendo es cómo los organismos son capaces de cambiar y adaptarse. Hay estudios recientes sobre la evolución del perro doméstico. Ha estado asociado al hombre durante 10.000 o como mucho 30.000 años y ahí está la variedad de razas que conocemos. Es una muestra clarísima de que la evolución puede funcionar y modificar organismos diferentes al periodo en que los humanos han sido dominantes sobre el mundo en el que vivimos. Hay muchos otros ejemplos que cada vez afirman más que la teoría de la evolución es una realidad y que todo se ha generado por ese mecanismo. Eso no quiere decir que lo entendamos todo. Una de las cuestiones más interesantes es que el sistema nervioso debe coordinar nuevas cosas. Durante la evolución deben surgir nuevos comportamientos, cómo un canario es capaz de generar un canto o un ave es capaz de hacer un nido. Todos esos comportamientos han sido pulidos en tiempos muy largos a través de la evolución, cambiando genes y asimismo esos genes actuando sobre los circuitos del cerebro. Y esos circuitos a su vez sobre la conducta del animal. Nos consideramos seres conscientes capaces de modificar nuestra conducta gracias a nuestra capacidad de conciencia. Pero todo eso es limitado, somos también parte evolutiva de un complejo. Tenemos un cerebro muy grande capaz de hacer cosas muy importantes, pero no es capaz de hacerlo todo. Nuestro sistema nervioso tiene sus limitaciones. Ha evolucionado además con presiones evolutivas que nos han llevado a lo que somos ahora. Lo curioso es que dentro de eso que ha surgido como sistema nervioso ha habido tanta flexibilidad que nos ha permitido desarrollar cultura, arte, ciencia y capacidad de comprensión del medio que nos rodea. Lo que sabemos hoy es infinitamente más que lo que sabían nuestros abuelos. Todo gracias a la ciencia. Y en tres generaciones solamente. No cuenta sólo lo que podemos hacer, tener un coche maravilloso o un teléfono celular, sino también el poder de comprensión del mundo que nos rodea. Sabemos que hay galaxias, que el universo está en expansión, que existe DNA en nosotros. Es maravilloso para un niño que empieza y cada vez hay mayor accesibilidad.

-Los ordenadores superan al cerebro.

-Las máquinas nos superan en muchos sentidos. Una calculadora es mucho más veloz para hacer cálculos que un ser humano aunque hay personas excepcionales capaces de hacerlos con gran rapidez. Una computadora hace trabajos repetidos mucho mejor y con más fiabilidad que un humano. Hay computadoras que juegan al ajedrez como los mejores campeones. Las máquinas están siendo capaces de superarnos, y desde hace tiempo, en muchos sentidos. Pero como seres biológicos, nuestra conciencia y capacidad de ver el mundo es un valor agregado que es seleccionado. Sentir dolor tiene una función biológica durante la evolución. O el amor. O la compasión. Todo eso es producto del cerebro. Tiene un valor evolutivo, pero no somos únicos en eso, aunque en nosotros está superdesarrollado. En todo caso, ha sido desarrollado por la selección natural y eso tiene un valor para nuestra especie. Un claro valor diferencial que siempre hay que tener en cuenta.

-De nuevo está en la Asturias de sus abuelos.

-Cierto, así es. Mi padre fue para mí el ejemplo mayor. Un entusiasta, un humanista que dedicó su vida a la ciencia, a la educación y a entrenarnos a todos nosotros. Tengo una hermana que es científica, otra médica y otra dedicada a cosas relacionadas con el desarrollo de la genómica en México. Todos muy influenciados por mi padre y mi madre. Mi abuelo materno, también asturiano, destacó en la rama de las humanidades. Pertenezco a una familia de científicos y humanistas que crearon un ambiente en nuestras etapas formativas adecuado e importante.

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