Pilar Quintana nació en Leiras, una aldea de Taramundi, y quedó en ella cuando todos los que podían se iban a la ciudad. Se casó en Arroxo, tuvo dos hijos y se incorporó a la resurrección de la zona, a partir de la apertura del hotel de la Rectoral en Taramundi porque sabía manejar los telares desde niña, porque tenía iniciativa y porque supo ver las posibilidades turísticas y económicas de una Asturias limítrofe y profunda que hoy está a hora y media del centro, la mayor parte del tiempo por autovía y autopista.
Está recién jubilada, pero no quieta. A partir de ahora se promete hacer sólo aquello que le apetezca, fundamentalmente diseñar en los telares en los que aprendió a tejer de niña y que ha ido adquiriendo y recuperando en estos años.
Vive en Taramundi, tiene dos hijos y cuatro nietos.
