Juan Carlos Chamoso, salmantino de 57 años, forma parte de la primera hornada de guías de montaña profesionales. Su amor a la montaña, que se remonta a la infancia, le llevó a trasladarse a vivir a los Picos de Europa en 1982. Se instaló en Potes (Cantabria) y dos años más tarde comenzó a guiar. Se topaba a veces trabajando con Erik Pérez, pero al principio, pese a la curiosidad que les causaba ver, quizá, al único colega en los Picos, no pasaban del saludo. Después forjarían una gran amistad, que aún perdura. Al casarse con una cabraliega, hermana de otro guía, Cipriano López, se trasladó a Sotres en 1996. Afirma que su profesión es para "románticos" de la montaña. "Ricos no nos vamos a hacer", señala. Es dura, requiere continuo reciclaje, pero a la vez, es "gratificante". Ha guiado decenas de veces en zonas como los Alpes.
