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La triste historia de los juegos cancelados

"Star Wars 1313", "Fable legends", "Silent Hills" y "Scalebound" son algunos de los títulos importantes que se quedaron en el camino

La triste historia de los juegos cancelados

La historia de los videojuegos está llena de casos perdidos. StarWars 1313, por ejemplo, era un intento por parte de LucasArtes de dar un mayor grado de madurez al universo de la saga ubicando la acción en unos escenarios infernales y cargados de resonancias siniestras, protagonizada por el mercenario "Boba Fett". Incluso se pudo ver un tráiler en 2012 que dejaba bien claro el potencial gráfico que había ahí dentro. Un año después, la debacle. Disney cierra LucasArts y tosos los proyectos se van al garete. Los seguidores aún no se han recuperado del disgusto.

Fable legends fue otro título en el que había depositadas muchas esperanzas y que Microsoft, después de gastar un pastón, se cargó sin miramientos el 7 de marzo de 2016 en plena reestructuración del negocio. Lo que se pudo ver (y jugar en el beta) tenía muy buena pinta, con el factor sorpresa de que las decisiones del jugador realmente tenían consecuencias en su argumento. ¿Por qué fue cancelado? No está muy claro pero algunos expertos apuntan al miedo a que un cambio tan importante de las reglas de la saga Fable pudiera alejar a sus potenciales compradores.

Silent Hills anunciaba la unión de los talentos del productor Hideo Kojima y el cineasta Guillermo del Toro pero el 27 de abril de 2015, la compañía Konami anunciaba la cancelación. Tampoco se sabe a ciencia cierta por qué, aunque se especula con problemas financieros y/o la mala relación de Kojima y Konami. Y los seguidores y el frustrado Del Toro pagaron los platos rotos.

Microsoft está detrás de otro videojuego cancelado con muchas posibilidades: Scalebound. Dirigido por Hideki Kamiya, estaba previsto que saliera en 2016 pero fue aplazado y finalmente descartado el mes pasado.Un caso aparte es Thrill kill, cancelado en los años 90 por sus excesos de violencia cuando ya estaba terminado y listo para la venta.

Pero también hay finales felices. No es lo habitual. Ni mucho menos. Cuando un videojuego entra en zona de parálisis, nadie da un euro por él. Y los peores presagios suelen hacerse realidad y mandar al limbo lo que algún día fue un proyecto entusiasta y cargado de buenas intenciones. Raras veces hay excepciones y por eso hay que valorar en lo mucho que vale el sorprendente éxito de un título como The last guardian. La obra del japonés Fumito Ueda necesitó nueve largos años para ver la luz, y en ese tiempo las sombras llegaron a ser acuciantes. Y aunque ese turbulento desarrollo se cobra peajes en algunos aspectos del juego, el título tiene sobrados méritos y cualidades para ser considerado una pequeña y brillante joya.

Ocurrió algo parecido con un juego cuyo éxito indudable no estuvo tan claro al principio: The Sims. De hecho, hay expertos que sostienen que poco antes de su lanzamiento estuvo en un tris de desaparecer de un pantallazo de las faz de la tierra jugona. Costó tanto dinero y tiempo hacerlo que, al final, ponerlo en la calle no precisaba de una inversión alocada. Y lo que parecía un fracaso anunciado se convirtió en un superventas. Misterios insondables del consumo.

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