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La tormenta de las materias primas ya azota Asturias y alarma a las empresas: "Es insostenible"

Las empresas paran obras, repercuten los sobrecostes en sus productos e intentan renegociar contratos para protegerse de las subidas

Interior de un taller del metal de una empresa avilesina.

“Se está invirtiendo el balance del poder de la negociación. Ahora el de los vendedores de materias primas es mayor que el de los compradores”. Tienen la sartén por el mango. La alerta la lanza la patronal asturiana del metal, Femetal, pilar sobre el que descansa gran parte de la actividad económica de la región.

¿Cuáles son las consecuencias? “Los precios de todos los productos siderúrgicos tienen unos niveles que no se recuerdan desde 2008 (Gran Recesión)”, señala la asociación. No es malo para todas las empresas, aunque el encarecimiento de las materias primas se está comiendo el margen de ganancias de muchas de ellas, sembrando serias dudas sobre una recuperación económica que se preveía despejada. El alza de los precios y la escasez de algunos productos está provocando que las compañías vean cada vez más nubarrones.

Sin contemplaciones, Joel García, presidente de la patronal asturiana de la construcción (CAC-Asprocon) asegura: “La situación es insostenible”.

La construcción, uno de los sectores que más nítida veía la mejoría económica, ya no lo tiene tan claro. Con la salida de la crisis sanitaria, las empresas habían firmado numerosos contratos para hacer obras por toda la región. Pero al hacer el acopio de los materiales las cuentas ya no salen: los costes se han incrementado el 20% y se comen los márgenes de beneficio.

¿Qué están haciendo las empresas para intentar sortear la escalada de precios?

Hay diversas estrategias. Algunas compañías están haciendo stock de material por lo que pueda pasar en el futuro, tratando de anticiparse a una restricción mayor de la oferta o a un alza superior de los precios. Así ocurre en el metal y, dentro del sector, en los astilleros.

Otras empresas, como hay casos en la construcción, tratan de renegociar los contratos firmados antes de las subidas. Con resultados dispares.

“El problema –señala Joel García– es que las obras firmadas las tenemos que ejecutar por la ley de contratos”. No pueden desentenderse de una obra por mucho que encojan o desaparezcan los posibles beneficios.

Hay otra estrategia. Mayoritaria. La de aquellos que están comenzando a repercutir los sobrecostes en sus propios productos o servicios. Una rueda inflacionista.

Habla Luis Nevares, presidente de la Asociación de Empresarios de Fontanería, Calefacción, Saneamiento y Afines (Afoncasa), otro sector impactado: “Se están haciendo grandes esfuerzos en gestión de compras, usando instrumentos financieros, y se está en comunicación continua con proveedores y clientes; todos debemos estar a la altura de la situación, pues llegará el momento en que la normalidad se recupere”.

El coste de las importaciones y los precios de la industria, en niveles inéditos

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Los problemas atrapan también a los fabricantes de plantas para producir energía renovable. Javier Fernández Font, delegado en Asturias de la Unión de Empresas Fotovoltaicas (UNEF), explica la respuesta dominante en su sector: “Retrasar los proyectos e intentar renegociar los contratos, porque en muchos casos no hay margen comercial que soporte estas subidas”. La carestía de los materiales es espectacular: “El acero se ha encarecido un 300%, el aluminio un 150%, y los paneles solares que antes se compraban a 0,18 euros vatio pico –la terminología de medición que se usa en el sector–, ahora se están pagando a 0,30 euros”. Muchos paneles ya no se están comprando, lo que pone en riesgo muchos proyectos de autoconsumo. El problema es mayor cuando el contenedor de material viene desde China. “Ha pasado de costar 3.000 euros a 18.000”, asegura Fernández Font.

El coctel de altos precios y escasez está provocando, añade el directivo, que muchos proyectos se estén parando a la espera de que la tormenta de las materias primas escampe. Es el camino más drástico. Otro menos radical es el del acopio.

Luis Nevares: “el problema comienza a ser importante, pues nos encontramos, no solo ante carencia de materiales, también con plazos de suministro muy largos o, aún peor, indeterminados. Así, las empresas no podemos mantener un orden y una planificación adecuados. Debemos adelantarnos y aprovisionarnos. Estamos haciendo malabares y anticipándonos todo lo posible”.

Femetal reconoce que el encarecimiento de las materias primas es “un trastorno grave para la competitividad; prácticamente la mitad de las empresas han visto reducidos sus márgenes de explotación en un 15%”. Otro indicador: el valor de las importaciones asturianas presenta guarismos inéditos, nunca vistos, y eso que se ha cortado la entrada de la gran mayoría del carbón extranjero que alimentaba las térmicas. Femetal habla de “tormenta perfecta para las empresas de su sector en pleno proceso de recuperación postpandemia”.

ArcelorMittal saca partido de la escalada del acero con beneficios históricos

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Aunque los diferentes sectores de actividad comparten diagnóstico , hay divergencias nada sutiles. “A diferencia del sector de automoción, que tiene una ruptura en la cadena de suministro de semiconductores (microchips), el sector del metal tiene dificultades con los plazos de entrega y los precios de los materiales de forma generalizada, y eso no excluye que se estén produciendo problemas puntuales de recepción de materiales o componentes en determinadas empresas”, argumenta la patronal.

La estrategia de subir los precios también se refleja en las estadísticas. Nunca los precios de la industria manufacturera asturiana estuvieron tan altos. A río revuelto, hay ganancia de algunos pescadores. ArcelorMittal, con sus talleres de la región “a tope”, está consiguiendo unos resultados económicos históricos gracias a la subida del precio del acero y a pesar de los costes energéticos por las nubes.

¿Qué pasará en el futuro? Las empresas asturianas no lo tienen claro. “Hay una inflación desmedida y preocupante; esperemos que coyuntural, ya que lastra la recuperación y la estabilidad de las empresas, es decir el proceso de recuperación económica”, asegura Luis Nevares. “Si hay inflación de materias primas, hay inflación en todo”.

Con China a precios prohibitivos y con dificultades logísticas conocidas, las compañías del metal dependen para la provisión de bienes intermedios casi en exclusiva de los fabricantes europeos y “de su capacidad para atender rápidamente la demanda del mercado”. “Después de lo vivido en los últimos 18 meses es más difícil que nunca tomar medidas correctoras de medio plazo; la pandemia nos ha enseñado lo rápido que pueden cambiar las cosas y eso también tendrá un cierto impacto en la forma de hacer negocios en el futuro”, asegura la patronal del metal.

Femetal augura que los sobrecostes acabarán repercutiéndose a los clientes “lo antes posible, y eso conducirá a un aumento de la inflación”. Habrán de pasar “algunos semestres” para saber si el encarecimiento de los insumos forma parte de “la nueva normalidad o simplemente es otra gran burbuja que se desinflará”. Algunos expertos vislumbran un “superciclo” de carestía de las materias primas.

El peor escenario posible.

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