Evaristo Escalera y Suero Carreño, una vida para la prensa

Insigne periodista natural de Pola de Siero que ocupó importantes cargos administrativos en Filipinas, este año se conmemora el 190.º aniversario de su nacimiento

Evaristo Escalera y Suero Carreño, una vida para la prensa

Evaristo Escalera y Suero Carreño, una vida para la prensa

Alicia Vallina Vallina

Alicia Vallina Vallina

Evaristo Escalera nació un 31 de agosto de 1833, según los datos aportados por Leopoldo Olay Argüelles en 1894 y que más tarde recogería el cronista Fausto Vigil. Su padre, Francisco Vigil Escalera Martínez ejerció como notario en la villa polesa y su madre, Cándida Suero Carreño Cañal, fue una mujer bondadosa que atendió con esmero a todos sus hijos.

El joven Evaristo cursó sus primeros estudios en la Pola hasta que, por el trabajo de su padre, la familia se trasladó a Noreña. Tras terminar el Bachillerato en Oviedo, se formó en Filosofía y Letras en la universidad de la capital y comenzó también la carrera de Derecho, que pronto abandonó pues sus inquietudes eran otras.

Era un joven activo y curioso, gran amante de las letras, por lo que, junto a algunos compañeros de la universidad fundó, en 1854, el periódico "El Centinela de Asturias" y su suplemento titulado "El Nalón". Así comenzó a consolidar su fama como periodista, colaborando también con el diario ovetense "El Faro Asturiano" y creando, en 1857, un nuevo periódico llamado "La Tradición", antes de trasladarse a Madrid para abrirse paso en el complicado mundo de la prensa. Allí entró a formar parte de la redacción del diario "La Iberia", a la que perteneció durante muchos años.

En 1861 regresó a su Pola de Siero natal para contraer matrimonio con Matilde del Campo y de la Concha y publicó, en 1864, junto al político y escritor ovetense Manuel González Llana (quien fuera también redactor del diario "La Iberia") la obra en cuatro tomos "La España del siglo XIX". Al año siguiente, en 1865, firmó el volumen dedicado a Asturias perteneciente a la colección titulada "Crónica General de España".

Escalera en los retratos de la redacción de La Iberia

Escalera en los retratos de la redacción de La Iberia / lne

En 1866 se trasladó a Gijón, donde fundó el diario "El Norte de Asturias", que dirigió hasta la revolución de septiembre de 1868. En 1869 fue nombrado director general de Rentas Estancadas en Filipinas y publicó también su "Informe Técnico sobre las reformas económicas del país" con relativo éxito.

Regresó a España y siguió colaborando en diarios como "La Iberia", "El Eco Nacional", "La Mañana", "El Tiempo" y la "Ilustración Gallega y Asturiana", hasta que, en 1882, publicó la biografía de Agustín Argüelles, asturiano presidente de las Cortes y tutor de la reina Isabel II, de la que se conserva un ejemplar en el Archivo Histórico Nacional dedicado por el autor al coleccionista Eugenio Alonso Sanjurjo.

En 1883 Evaristo fue nombrado gobernador civil de Alicante (cargo que había desempeñado también su amigo Manuel González Llana), al que renunció para ejercer como Ordenador General de Pagos y director del Museo de Filipinas en el Ministerio de Ultramar. Más tarde fue nombrado Contador del Tribunal de Cuentas del Reino, plaza en la que cesó en enero de 1892. Llegó a convertirse en Jefe Superior de Administración Civil y hasta estuvo en posesión de la Cruz de Carlos III.

En el Museo de Historia de Madrid se conservan varias fotografías de nuestro protagonista siguiendo el modelo de las famosas "cartas de visita", realizadas por el afamado fotógrafo de origen francés, afincado en Madrid desde 1843, Jean Laurent. La mayoría fueron hechas en albúmina sepia sobre cartón crema e incluso una de ellas recoge, al completo, las imágenes de todos los redactores del diario "La Iberia", entre los que se encontraban el ovetense Manuel González Llana y los periodistas Manuel Llano y Persi o Feliciano Herreros de Tejada.

Evaristo Escalera falleció el 29 de diciembre de 1896 y fue, según cuentan, un hombre progresista, con un excelso sentido del humor, amante de la tierra asturiana como pocos y uno de los fundadores del Centro Asturiano de Madrid. Sin duda, un personaje singular y especialmente relevante, no solo por su trabajo como periodista, sino también por su labor como escritor e investigador y que merece ser recordado.

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