"Sin nucleares la descarbonización es inviable A corto y medio plazo"

"En España tenemos energía nuclear desde los años sesenta y nunca hemos tenido que lamentar ninguna muerte, ni daños al medio ambiente"

"Sin nucleares la descarbonización es inviable A corto y medio plazo"

"Sin nucleares la descarbonización es inviable A corto y medio plazo" / Ramón Díaz

Ramón Díaz

Ramón Díaz

Manuel Fernández Ordóñez es licenciado en Física de Partículas y doctor en Física Nuclear por la Universidad de Santiago de Compostela. Nacido en Pola de Siero, reside en Madrid, tiene 46 años y es experto en energía nuclear, analista energético, divulgador y escritor. Es autor de dos libros: "En busca de la libertad" y "Nucleares: sí, por favor".

–Como contraposición a aquel famoso eslogan "Nucleares no, gracias", ha titulado su último libro "Nucleares sí, por favor". ¿Por qué sí?

–La energía nuclear lleva décadas aportando mucho bienestar a la sociedad, pero es una gran desconocida. En estos últimos dos años, en los escenarios de problemas de abastecimiento energético y altísimos precios de electricidad que empezaron antes de la invasión de Ucrania y se aceleraron a partir de entonces, la gente se ha dado cuenta de que tener una energía barata, fiable, disponible las 24 horas del día y que no se desvanezca, independientemente de si hace viento o no, si hace sol o no, si llueve o no, es positivo. Eso tenemos en España con la energía nuclear: siete reactores que producen más del 20% de nuestra electricidad de manera estable, continua y segura. El título del libro es por contraposición a ese mantra ideológico que se ha venido repitiendo desde los años sesenta y que va siendo hora de cambiar.

–No se oye mucho a los defensores de la energía nuclear. ¿Son pocos o temen enfrentarse al lobby ecologista?

–Al contrario, a los que no se oye en los últimos años es a ellos. La industria nuclear rehusó durante muchas décadas el debate. No hizo los esfuerzos necesarios en materia de divulgación para explicar a la población los claros beneficios de la energía nuclear. Todos los espacios de debate fueron copados por un único discurso, un pensamiento único que es el que ha cargado la sociedad durante todas estas décadas. Eso está cambiando. Las voces pronucleares son cada vez más, hablan cada vez más alto y más claro. Los grupos ecologistas muchas veces rehúsan el enfrentamiento. Se ven perdedores.

–Sostiene que el rechazo a la energía nuclear tiene una base exclusivamente ideológica y mítica. ¿No es peligrosa?

–No existe la tecnología ni la actividad humana con riesgo cero. Para hablar de seguridad hay que comparar, hacer bien los cálculos y tratar a todas por el mismo rasero. Cuando se abarca el ciclo completo para todas las energías, la nuclear es la que menos fallecidos tiene por unidad de energía producida. Esto es una realidad indiscutible. La seguridad de las centrales nucleares no está en entredicho. Ni los ecologistas hablan de ello, porque saben que en España tenemos energía nuclear desde los años sesenta y no hemos tenido ninguna muerte, ni daño al medio ambiente.

–¿Y los residuos radioactivos?

–Son consecuencia de la operación de las centrales nucleares, pero son un fenómeno físico que conocemos muy bien, desde hace más de 100 años. Sabemos cómo manejarlos y gestionarlos de manera totalmente segura. La nuclear es la única industria que tiene perfectamente inventariados, almacenados y gestionados todos sus residuos. Otras industrias no pueden decir lo mismo. El argumento de que los residuos son peligrosos no se sostiene. Son una sustancia muy peligrosa si no se sabe gestionar y manipular adecuadamente. Pero sabemos.

–También ha dicho que la energía nuclear es la fuente energética más potente, limpia, fiable y segura que existe. ¿Más que la solar?

–Desde luego. Una pastilla de uranio que se usa en una central nuclear, del tamaño de un dado de parchís, produce la electricidad que consume un español medio durante 4 años; equivale a 830 kilos de carbón. Es muchísimo más potente que la energía solar. Y más fiable. De las 8.760 horas que tiene un año la energía nuclear opera más de 8.000, mientras que la solar opera 1.200 o 1.300 horas, porque son las horas que hay de sol al año. Esto no es malo, pero hay que conocerlo y trabajar con ello.

–¿Más limpia también?

–Para decidir si una energía es verde o no es verde, no vale con decirlo, hay que poner unos parámetros encima de la mesa, los mismos para todas las energías. Cuando la Unión Europea evaluó todas las energías descubrió que la nuclear era tan verde como las demás, o más que muchas de las que se consideran verdes. Al final, la Unión Europea no tuvo más remedio que meter la energía nuclear en la taxonomía verde.

–Los accidentes de Chernobyl y Fukushima parecen mostrar que la energía nuclear no es tan segura…

–Nada tiene riesgo cero. Cada año mueren miles de personas en Europa en accidentes de coches. En la historia mundial de la energía nuclear ha habido tres accidentes. Uno en Estados Unidos, en 1979, en Seymour Island; el siguiente fue en Chernobyl, en 1986, y el último en Fukushima, en 2011. En el de Estados Unidos y en el de Japón, cero muertos. Ninguno. En el de Chernobyl, 56 muertos directos, todos atribuibles a la mala gestión posterior al accidente.

–¿Por qué?

–No se evacuó la ciudad de Pripyat que estaba al lado, porque el régimen soviético trataba de ocultar el accidente a la comunidad internacional. No se aplicaron las medidas de seguridad adecuadas. Chernobyl no es un argumento contra la energía nuclear, sino contra los regímenes totalitarios.

–¿No le preocuparía que abriera una nuclear junto a su casa?

–En absoluto. Todos mis compañeros, que trabajan en los centros nucleares, viven en las inmediaciones con sus familias. Pero el sector nuclear no son solo las centrales, sino un ecosistema muy complejo que engloba al organismo regulador, la empresa que gestiona los residuos, las centrales, empresas, universidades, centros de investigación, hospitales… La energía nuclear salva millones de vidas al año en los hospitales de todo el mundo. Olvidar la tecnología nuclear pone en riesgo todo eso. Si perdemos la industria nuclear y toda la cadena de valor, ¿dónde formaremos a los ingenieros nucleares? ¿Dónde produciremos las medicinas nucleares? ¿En qué reactores de investigación produciremos los radiofármacos? La gente cree que se cierran las centrales nucleares y no pasa nada. Sí que pasa. Y pasará. Será un error enorme.

–¿Es compatible la energía nuclear con las renovables?

–Absolutamente. La humanidad se está enfrentando a un reto enorme, a una transición energética hacia fuentes limpias, que no emitan gases de efecto invernadero. Ni las renovables, ni la nuclear emiten CO2 en su operación. Todas las demás, el carbón, el gas, el petróleo… emiten CO2 y hay que ir poco a poco prescindiendo de ellas. Si tienes unas tecnologías que te ayudan a ir en la dirección correcta, prescindir de una de ellas es un poco hacer un pan con unas tortas.

–¿Vamos en la dirección correcta?

–No. Hay lobbies que tienen mucho interés en que la energía nuclear se cierre y están presionando. Construyen argumentos como que las nucleares son incompatibles con las energías renovables. En absoluto. Las renovables son muy buenas cuando el recurso primario está disponible. Cuando no lo está, se necesitan energías de respaldo, porque todos queremos darle al interruptor y que la luz se encienda, también si no hay viento o sol. Si cierras la energía nuclear el respaldo lo tienes que hacer con gas.

–Eso está ocurriendo Alemania.

–Sí, han cerrado centrales nucleares y ahora tienen que construir una energía de potencia igual a la que tenían, pero de gas. Intentan convencerte de que lo hacen por el clima.

–¿Qué le parecen las decisiones del Gobierno, primero de cerrar las nucleares y después de retrasar el cierre hasta 2035?

–El cierre de las centrales nucleares españolas iba en su programa. Después negoció con los propietarios y se acordó un calendario de cierre que de facto extendía la vida de todos los reactores más allá de los 40 años, cuando primero pretendían convencernos de que si una central tenía más de 40 años se autodestruiría o algo así. El calendario de cierre está acordado desde 2019, pero el Gobierno pretende subir la tasa de gestión de los residuos un 40%, lo cual es una rotura unilateral del acuerdo.

–¿Qué va a pasar?

–No sabemos cuál va a ser la postura de las eléctricas ni cuál la del Gobierno. Sí podemos decir que cerrar las centrales nucleares españolas sería un error estratégico histórico.

–¿Qué opinión le merece que el Gobierno haya descartado la construcción del almacén temporal centralizado (ATC) de residuos nucleares en Villa de Cañas, en Cuenca?

–Parte del discurso ecologista de fabricar continuamente la coartada. El Gobierno se opone sistemáticamente a cualquier solución final a la gestión de los residuos radiactivos para poder decir, precisamente, que no tienen solución. No es así. No tiene solución porque no dejas que la implantemos. La decisión de cancelar el proyecto de la ATC, que tenía todas las garantías legales y jurídicas, va a suponer que la gestión de los residuos radiactivos en España nos costará 2.000 millones de euros más. Y, por cierto, la localidad que se había presentado voluntaria, cumpliendo absolutamente todas las garantías, va a denunciar al Gobierno por haberle quitado el proyecto de manera unilateral en base a nadie sabe qué.

–¿Ve posible la descarbonización de la economía sin la energía nuclear?

–En el corto o medio plazo, no. La transición energética depende de que desarrollemos unas tecnologías que lamentablemente no existen. Se pueden instalar muchísimas renovables, más de las que necesitas, pero si un día no hay sol y no hay viento, no habrá electricidad. Borrasca "Filomena": todos los paneles solares del centro de España con un metro de nieve y poco viento. Un día así, si hubieras apostado todo al 100% renovable, no tendrías electricidad.

–¿Entonces?

–No habrá ese problema cuando seamos capaces de almacenar energía a gran escala, la energía que necesita España para dos, tres días. En ese momento, podremos sobredimensionar un parque de renovables que produzca un montón de energía y almacenar la que sobre para usarla cuando sea necesario. El problema es que esas tecnologías todavía no existen y no las esperamos a un coste razonable en los próximos 10 años. En el corto o medio plazo, prescindiendo de la energía nuclear, veo inviable cumplir los objetivos de descarbonización. La energía nuclear es imprescindible para la transición energética.

–¿Qué papel juega la energía nuclear ahora mismo y cuál jugará en el futuro?

–La energía nuclear produce en Europa el 25% de la electricidad y casi el 40% de la libre de emisiones. Casi la mitad de la electricidad limpia de Europa. Pero va a tomar otros roles en las economías de los países avanzados. Por ejemplo, se utilizará para desalar agua en cantidades masivas y de manera muy barata; para producir hidrógeno verde de manera masiva para mover el transporte del futuro; como fuente de calor en industrias químicas que ahora no tienen alternativa a los combustibles fósiles… Eso obviando roles clásicos, como la medicina nuclear y todo lo que se usa en los hospitales para el cáncer, que aumentará todavía más.

–¿Sigue viendo usted, como ha dicho, ingenuo el sueño de un mundo de energía barata y abundante?

–Es difícil, sí, porque los combustibles fósiles, en realidad, son muy baratos, pero como estamos inmersos en una transición para abandonarlos, los estamos convirtiendo artificialmente en algo muy caro. Los gravamos, les ponemos impuestos y tasas, penalizamos a las empresas que quieren invertir en ellos… y al final estamos abandonando las inversiones, la exploración de nuevos yacimientos, las tecnologías y el I+D+i. Así que tendremos combustibles fósiles cada vez más caros o, lo que es peor, un grado de dependencia cada vez mayor de los de terceros países nada confiables, como Rusia.

–¿Cómo debe afrontar Asturias la transición energética?

–Asturias ha generado siempre mucha electricidad, fundamentalmente a base de carbón, pero ya apenas produce; quedan los ciclos combinados, que son pocos. Asturias tiene cierto potencial eólico, pero está empezando a tener un rechazo social grande. Habrá que ver qué pasa con el offshore, que rechazan los pescadores. Quizás habría que apostar por el autoconsumo… En fin, Asturias no tiene unos recursos renovables muy grandes.

–¿Cómo se ve Asturias desde fuera?

–Afortunadamente, la visión que el resto de España tiene de Asturias es muy positiva. Todo el mundo piensa en un sitio precioso, donde se come muy bien, se duerme a gusto porque no hay calor, y la gente es amable, cordial y recibe muy bien a los forasteros… Un sitio perfecto para ir de vacaciones. Pero cuando yo voy a Asturias, bajo el Huerna y paso por Ujo, por Turón, voy a La Felguera, a Sama… se me cae el alma a los pies. Todas las casas cerradas, abandonadas, con lo que fue Asturias… Veo una sociedad muy envejecida, que no ha sabido hacer una transición económica al cierre de la minería. Parece que solo nos dedicamos a hacer casas rurales. No sé cuántas familias habrá en Asturias viviendo de la pensión del abuelo. Pero cuando el abuelo falte, no sé de qué van a vivir. No veo un buen panorama.

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