"La vida política no deja tiempo libre y por eso no lo hemos hecho antes". El alcalde de Caso, Tomás Cueria, hizo esta reflexión ayer, frente al Juzgado de paz del concejo, poco antes de cruzar la puerta. Dentro le esperaba una cita importante: su boda con Isabel Diego. Estaba feliz y, sonriendo, confesó que "es un día muy especial". Los nervios a la hora de hacer los votos matrimoniales no entienden de cargos: "El ser alcalde no cambia nada, simplemente me conoce más gente", señaló.

La ceremonia fue íntima y rápida, tal y como habían planificado los novios. El sol los acompañó de principio a fin, casi como si también hubieran programado la meteorología. Cueria llegó sonriente, el primero como manda la tradición, y respondió a todas felicitaciones de los asistentes. Agradeció, además, el buen trato de los vecinos. Estrechó la mano del juez y accedió al edificio para dar el "sí quiero". Fueron llegando sus familiares más cercanos y Cueria recalcó que "hoy (por ayer) aparcamos todas las labores en el Ayuntamiento para hacer algo grande".

El ritmo político marcó la fecha de la boda. El Alcalde reconoció que "llevábamos mucho tiempo pensando en este día, pero aparecieron algunos impedimentos". La sonrisa fue una constante en su rostro durante la espera de Cueria, que lució muy favorecido con su traje y corbata azul.

Le llamó la atención que Campo de Caso estuviese lleno de gente. "Ya es coincidencia casarse el mismo día del Certamen del Queso", afirmó entre carcajadas. Pero cualquier momento es bueno para dar el "sí quiero".