El 13 de abril de 2015 Albino Suárez cumplía 82 años y se dio un pequeño homenaje: hacer coincidir el aniversario con la publicación del libro número 82. Aquello fue, en palabras del propio autor, "una autoconmemoración, un pequeño acto de vanidad que me he permitido". Ahora, apenas medio año después llega el volumen número 83 de este prolífico escritor y el título no podía ser más elocuente: "Un libro por delante". A buen seguro que vendrán muchos más. Suárez no se pone límites. "No pienso en llegar a los cien para superar alguna meta. Yo soy feliz escribiendo y lo seguirá haciendo mientras pueda; a otros les gusta el fútbol o echar la partida. A mí me gusta esto", sentencia.
"Un libro por delante" está estructurado en dos partes bien diferenciadas. La primera está dedicada a rescatar la historia (a través de reseñas biográficas y de abundante material fotográfico) de personajes destacados de Laviana o bien de elementos emblemáticos del municipio. La segunda parte está compuesta por poesías que han sido escritas por Albino Suárez, muchas de ellas de temática minera. El autor lavianés trabajó como minero durante un cuarto de siglo, aunque siempre compaginó su profesión con la tarea de escritor, corresponsal de prensa y promotor de la revista "Alto Nalón", que se cerró en el año 2008 con 264 números publicados.
El nuevo volumen habla de muchos personajes que tienen su reconocimiento en el callejero lavianés, pero también de otros muchos que han quedado olvidados. "Me gusta rescatar estas cosas. La gente pasa por una calle sin darse cuenta de quién fue o qué hizo la persona que le da nombre", esgrime Suárez, para analizar a continuación los méritos adquiridos para ser merecedor de ese honor. "Hay veces que existen personajes que son glorificados y recordados con nombres de calles y plazas sin tener apenas méritos y otros que merecen ser honrados y, sin embargo, son soslayados y postergados".
La Campurra
En el libro también hay hueco para recordar los viajes de "La Campurra", el trenillo que hacía el recorrido entre Pola de Laviana y Rioseco. "Tardaba más de dos horas en cubrir un recorrido de once kilómetros, pero la gente le tenía cariño y dejó muchas anécdotas. Como cuando un vecino fingió que había asaltado el tren", relata. La velocidad máxima rondaba los 25 kilómetros, pero eso no quiere decir que no hubiera accidentes. "Descarriló varias veces y hubo una vez que se llevó por delante un almacén y una cochera al no poder parar".
En la última parte del libro, formada por poemas de Suárez, hay composiciones dedicadas al mundo rural y al río Nalón, aunque el contenido principal es la temática minera. "Tanto en los episodios que cuento como en los poemas suelo referirme a Laviana. Es lo que me gusta", apostilla Suárez, para quien escribir supone "una necesidad".