El parador de Brañagallones no tiene quien lo gestione. La empresa que tenía la concesión administrativa para su explotación está ya desvinculada del equipamiento casín, que lleva seis años y medio cerrado. Las discrepancias que surgieron entre la empresa adjudicataria y su propietario, el Principado, después de que la compañía le reclamase que abordase una serie de arreglos necesarias para su reapertura. Pero esas reparaciones no llegaron y el parador siguió cerrado mientras se acercaba la fecha en la que caducaba la concesión administrativa.
Los arreglos solicitados se centraban en el tejado y el sistema eléctrico, que impidieron que las instalaciones abriesen desde el verano de 2009. Previamente el parador de Brañagallones, que está situado a 1.200 metros de altura en una zona de la que parten varias rutas emblemáticas del parque de Redes, había funcionado durante tres años dando hospedaje a los turistas.
La concesión administrativa había impedido estudiar diversas iniciativas que se presentaron para gestionar el equipamiento. Ahora, sin ningún compromiso, se podría abrir la puerta. El Ayuntamiento de Caso aseguró meses atrás que espera que se encuentre un modelo de gestión que sea "beneficioso" y que permita a la instalación permanecer abierta buena parte del año. En los últimos años, según afirmó el alcalde de Caso, Tomás Cueria, han sido varios los empresarios locales que se han interesado en poder desarrollar un proyecto en el parador. También la Federación de Montaña propuso transformar el parador en un refugio de montaña, que contaría con personal fijo, siguiendo el modelo de otros existentes en Asturias, como los de Picos de Europa. Su planteamiento pasaba por transformar el equipamiento de forma que las doce habitaciones ofrezcan alrededor de cincuenta plazas de alojamiento mediante la instalación de literas. Este colectivo estima que se podrían generar entre tres y cinco puestos de trabajo fijos. Defiende la Federación de Montaña que el edificio se encuentra en un lugar "verdaderamente privilegiado".
El presidente del colectivo, Juan Manuel Rionda, indicó el pasado verano que en esta ubicación en invierno "se pueden hacer salidas con raquetas o esquí de fondo", y durante el resto del año, además de rutas, "muchas más actividades, como avistamiento de aves u otros animales". Las tarifas serían las que aplican en sus instalaciones: 8 euros por noche para los federados, 15 euros para no federados, con posibilidad de desayuno, comida o cena, pagadas aparte.
Los primeros problemas con la gestión del parador llegaron a principios de 2010, tras el invierno. Las fuertes nevadas ocasionaron desperfectos en el tejado y en el sistema eléctrico autónomo que proporciona energía al edificio. La compañía que había resultado adjudicataria, Lujasa, reclamó al Principado que se ejecutasen las reparaciones, pero las actuaciones no llegaron. No se ejecutaron obras pero, además, cada año la situación del edificio fue empeorando.
Refugio de cazadores
La empresa encargada de su gestión decidió no reabrirlo y ahora ya está desvinculada. El equipamiento sigue necesitando reparaciones antes de poder se utilizado, sea cual sea el modelo de gestión por el que finalmente se opte para abrirlo de nuevo. El edificio fue inicialmente un refugio para cazadores. A principios de los 90 se reconvirtió para adoptar su estructura actual.
Sin embargo, no fue hasta el año 2005 cuando se retomó el proyecto para reabrir la instalación y transformarla en un espacio turístico en pleno corazón del parque de Redes. Se invirtieron entonces 1,1 millones de euros en remodelar la construcción y se sacó a concurso público la gestión, por un periodo de diez años. El parador abrió sus puertas en el verano del 2006, y permaneció abierto hasta el final de la temporada veraniega de 2009.