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Felipe recibió en Covadonga su "cruz de rey"

Su título, los premios "Príncipe" y el matrimonio con la periodista ovetense Letizia Ortiz Rocasolano han estrechado fuertemente sus vínculos con el Principado y sus gentes

Los Príncipes el pasado octubre, en la ceremonia de los Premios. luisma murias

Teatro Campoamor de Oviedo, 25 de octubre de 2013. Felipe de Borbón no lo sabe, pero está pronunciando su último discurso como Príncipe en los premios que llevan el nombre de su título. El futuro monarca hace un elogio del ciudadano frente a tanta incertidumbre y rinde homenaje a "los millones de españoles que cada día batallan para salir adelante con honestidad, con esfuerzo, con valentía y con humildad". Y apoyándose en ellos, "los que realmente hacen de España una gran nación", proclama su amor a España, un país "que vale la pena vivir y querer, y por la empresa merece la pena luchar".

Asturias forma parte de la vida del Príncipe casi desde su nacimiento, aunque su vinculación "real y solemne", en palabras del Rey, se produjo el 1 de noviembre de 1977, cuando el entonces presidente de la Diputación, Luis Sáenz de Santa María, le hizo entrega, en Covadonga, de los atributos de Príncipe de Asturias, entre ellos el simbólico de cien monedas de duro. Le acompañaron sus padres, los Reyes, y sus dos hermanas. El niño Felipe tenía 9 años. El Rey, en su discurso, tomando como referencia la Cruz de la Victoria que Felipe ya llevaba colocada en el pecho, dijo: "Esa cruz significa también tu cruz. Tu cruz de rey, la que debes llevar con honra y nobleza, como exige la Corona: ni un minuto de descanso, ni el temblor de un desfallecimiento, ni una duda en el servicio a los españoles y a sus destinos. En esa obra bien hecha, en esa voluntad de superación, yo quiero que tú, Príncipe de Asturias, te sientas entrañable y crucificado".

Años después, el 24 de septiembre de 1980, el Príncipe asistía, de nuevo con su padres, los Reyes, a la constitución de la Fundación Principado de Asturias -ése fue, inicialmente, su nombre-, en el hotel de La Reconquista de Oviedo, en la que fue designado presidente de honor. Un año más tarde, en la entrega de los primeros premios "Príncipe de Asturias", un adolescente Felipe -tenía 13 años- pronunciaba su primer discurso institucional. Sólo habían pasado ocho meses desde el golpe de Estado del 23-F y el poeta José Hierro, que recibía el galardón de las Letras y pronunció uno de los discursos más bellos de la historia de los premios, dirigiéndose a él, le dijo: "Tal vez un día comprenderéis la importancia que para España ha tenido esta actitud de vuestro augusto padre, que no ha permitido avanzar un paso más hacia la tiranía".

Los premios "Príncipe de Asturias", primero, y su matrimonio con la periodista ovetense Letizia Ortiz Rocasolano, más tarde, han contribuido a estrechar los vínculos de don Felipe con la tierra origen de la Monarquía española. De Asturias, dicen quienes le conocen y le tratan cuando viene, le gusta todo: las gentes, el paisaje, la comida. Las entregas del premio "Pueblo ejemplar", que cada año le llevan a un municipio, le han convertido en un asturiano más. Tiene un ahijado, Felipe López, quien precisamente el próximo domingo se licencia en Economía y Administración de Empresas en el ICADE, en Madrid. Hijo de una limpiadora y de un albañil de San Esteban de Cuñaba (Peñamellera Baja), el Príncipe ha seguido de cerca y con la mayor discreción su carrera. El joven ha heredado de su padrino la seriedad y la responsabilidad.

A Asturias dedica todos los años una cariñosa referencia en el Campoamor, una tierra que, según dijo el pasado octubre, "en situaciones críticas siempre ha sabido conservar la esperanza". Es su principal discurso del año. A través de todos ellos hemos conocido a un Príncipe con fuerte inquietud social, preocupado de los problemas de los más débiles, defensor de la cultura, con afición a la poesía, feminista y, sobre todo, con gran conciencia del papel que representa.

Cuando cumplió 19 años, la periodista Pilar Urbano -la que más ha escrito sobre los personajes de la Familia Real- le hizo una entrevista, en la que Felipe se definía como "serio". Y añadía: "Creo que pienso bastante las cosas antes de tomar una decisión".

"¿Le gusta la aventura?, le interrogaba Urbano. Y respondía Felipe: "Me atrae lo desconocido, la sensación que roza el peligro..., incluso cuando uno empieza a notar que tiene que vencer el miedo. No soy temerario. Tampoco soy miedoso. Tomo mis cautelas..., quizá no todas las que debería. Pero, ¡vaya!, no voy a lo loco... Miro dónde piso. No soy temerario, pero en la vida hay que saber asumir riesgos".

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