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AMADOR MENÉNDEZ | Científico, pregona hoy las fiestas del Centro Asturiano de Oviedo

"El primate conectado tiene que aprender a desconectar y el Centro es buen lugar para ello"

"El club del Naranco es un entorno mágico en el que se conjugan cultura, deporte, diversión y ocio, además de que es un espacio para todos"

Amador Menéndez, ayer, en el Centro Asturiano. IRMA COLLÍN

El investigador, científico y divulgador Amador Menéndez, colaborador habitual de LA NUEVA ESPAÑA, pronunciará esta tarde el pregón de las fiestas de Nuestra Señora de Covadonga del Centro Asturiano de Oviedo.

- ¿Qué supone para usted ser el pregonero de las fiestas?

-Soy consciente de lo que las fiestas significan para el Centro y para todos los socios. Que hayan tenido a bien nombrarme pregonero me llena de orgullo y supone un grandísimo honor y placer. Me conceden, además, este privilegio tan especial en un momento histórico, coincidente con tres efemérides en torno a Covadonga: el centenario de la coronación de la Virgen, el de la declaración del parque nacional y el decimotercer aniversario de los orígenes del Reino de Asturias.

- ¿Tiene algún tipo de relación personal con el Centro?

-Soy socio desde hace muchos años. Como muchos otros, soy socio e hijo de socios. El Centro Asturiano de Oviedo me trae recuerdos de mi infancia, pues ya desde niño disfrutaba haciendo deporte en estas magníficas instalaciones. Corrí defendiendo los colores del primer equipo de atletismo que tuvo este club, cuando tenía 15 años. Guardo infinidad de recuerdos de buenos momentos vividos con familiares y amigos. En la actualidad, subo con cierta frecuencia.

- Está claro que le gusta el Centro Asturiano.

-En esta era de tecnologías digitales necesitamos puntos de encuentro físico. Con 17.000 socios y unas instalaciones en plena naturaleza, el Centro representa una plataforma excelente para estos encuentros, que alcanzan su punto álgido con motivo de las fiestas, aunque en realidad se prolongan durante los 365 días del año. Este club del Naranco es un entorno mágico en el que se conjugan cultura, deporte, ocio y diversión, es un espacio para todos.

- Adelante algo del pregón.

-Daré la bienvenida a los socios y acompañantes y les felicitaré las fiestas. Aprovecharé para relatar vivencias personales y lo que el Centro significa para mí, al igual que para muchos socios. Como viene siendo tradición, este pregón no será solo un pregón de fiestas, sino también un pregón cultural, haciendo así gala de los valores que promueve el club. Hablaré de tecnología y de su impacto. Este club ha sabido reinventarse a sí mismo, apostando por una tecnología avanzada.

- ¿Corremos el riesgo de ser esclavos de la tecnología o nos hace más libres?

-Nos hace más libres. Si nos permite superar limitaciones, como las relativas a la discapacidad humana, si nos permite hacer del mundo un lugar interconectado, rompiendo barreras geográficas y temporales, eso es libertad. Por supuesto, corremos el riesgo de obsesionarnos y hacernos demasiado dependientes de la tecnología. Pensemos en ese teléfono móvil del que podemos llegar a estar pendientes las veinticuatro horas del día. Pero en este caso el problema no está en la propia tecnología, sino en la gestión de la misma. Nuestra capacidad de gestionar la tecnología es uno de los grandes retos y marcará la diferencia entre ser libres o esclavos de la tecnología.

- Se dice que esta excesiva conectividad y la era digital puede provocarnos cambios neuronales. ¿Se resentirán las relaciones humanas?

-El cerebro cambia y se adapta constantemente: es plástico y no fijo o inmutable como se creía años atrás. Esta neuroplasticidad es intrínsecamente buena, pues nos permite adaptarnos y salir victoriosos en diferentes entornos. En lo que respecta a las relaciones pueden resentirse si no gestionamos bien la tecnología. La tecnología nos brinda un universo de fascinantes posibilidades. Podemos comunicarnos al instante con familiares o personas queridas que están en otros países. Y podemos hacerlo en diferentes formatos. Esto es muy positivo. Pero también es posible que usted y un familiar o amigo que se encuentran en la misma sala se ignoren mutuamente, pues están demasiado ocupados con la mensajería instantánea a través del teléfono móvil. Estaremos entonces desperdiciando un momento especial, esa conversación cara a cara en la que somos capaces de transmitir emociones y enriquecer la comunicación, algo que no es posible con un frío mensaje de texto. El primate conectado tiene que aprender a desconectarse. Por su entorno, creo que el Centro Asturiano de Oviedo es, sin duda, un buen lugar para ello.

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