Venecia ha tenido que colgar antes de tiempo los trajes de época. Y no pocos han cambiado su máscara veneciana por mascarillas, si es que han podido hacerse con una. La ciudad de los canales, obligada a cancelar su Carnaval por el coronavirus. "Cuando nos dijeron que se suspendían pensé que era broma", confiesa la asturiana Maribel Zarzuela, quien forma "parte activa" de grupos que bailan y actúan en la plaza de San Marcos, desfiles o fiestas privadas. "Aquí el Carnaval dura casi un mes; así que esto que ha pasado es tremendo, muy malo", agrega esta ovetense casada con un gondolero.
El norte de Italia se ha convertido en epicentro europeo de la enfermedad. "Cuando estábamos haciendo los ensayos para las actuaciones, hablábamos del virus de China y algunos decían medio en broma: 'Imagínate que llega a Venecia en Carnaval'. Pues nada, aquí está", afirma sin perder el positivismo. "Esperemos que todo se quede en una alarma", añade Maribel Zarzuela, quien tiene un vuelo para Asturias esta misma semana -"así también vivo el Carnaval de Oviedo", explica-, pero no las tiene todas consigo. "No sé si cerrarán el aeropuerto o qué pasará. Tengo miedo de no poder volar. A unos conocidos que venían de Alemania a una fiesta carnavalera les suspendieron el vuelo", señala. Sin embargo, por ahora el aeródromo veneciano está abierto, aunque con medidas especiales de control: a los pasajeros les miden la temperatura.
"Por lo que vemos en la tele, esto se empieza a parecer a China. En las localidades en cuarentena llevan comida a las casas de vecinos confinados. A unos cincuenta kilómetros está uno de los pueblos en cuarentena, y en el hospital de Venecia ya hay al menos tres enfermos ancianos. En Milán dicen que los supermercados están vacíos y mi marido ya me dijo que tenemos que ir a comprar cosas para el congelador", narra Zarzuela, que califica la situación de "alerta máxima", aunque agrega que "hay gente funcionando con normalidad y otros que no". Eso sí, en las calles no hay las aglomeraciones habituales de las fechas carnavaleras. Ha habido un 40% de cancelaciones de reservas en hoteles. "Los mercadillos, museos y cines están cerrados. Han prohibido hasta funerales. Pero hay que asumirlo, lo hacen por prevención", afirma la ovetense.
Maribel Zarzuela, ya integrada en la sociedad veneciana hasta tal punto que intentó, pese a las trabas, ser la primera española en convertirse en gondolera, no está acostumbrada a ver su segunda ciudad así. Ayer mismo suspendió su asistencia a una cena. No solo ella, también más de una decena de los cuarenta invitados. "Hoy (por ayer) salí de casa para arreglar la silla de ruedas de mi madre y, de primeras, veo en el autobús que cruza que el chófer lleva mascarilla", cuenta. Otros se protegen como pueden con bolsas de plástico mientras viajan en tranvía, aunque la recomendación es "evitar los transportes públicos, a no ser que no haya más remedio". También hay quienes aprovechan la coyuntura carnavalera. "En todo el Véneto -región a la que pertenece Venecia- ya no hay mascarillas en ningún lado. En algunas farmacias ponen que las venden pero que no llegarán hasta finales de semana. Es cierto que por las calles el ambiente no es tan malo y se siguen viendo máscaras venecianas. Pero claro, a falta de mascarillas, bien valen máscaras de Carnaval. Y con eso se van protegiendo", afirma la asturiana.
El coronavirus golpea así el corazón turístico del norte de Italia. "Ya había quejas de los hosteleros al haber bajado un 40% el turismo a causa del alarmismo creado por las últimas inundaciones. Ahora el coronavirus remata la faena", lamenta Zarzuela, la asturiana que, como un veneciano más, ha tenido que guardar su traje de época antes de tiempo. Pero la máscara veneciana, mejor a mano por si tiene que usarse de mascarilla...
