Rara es la información relacionada con Cudillero en la que al referirse al término municipal añadan como gentilicio de sus habitantes el de pixueto. Es decir, concejo pixueto. Se trata de un error que no estaría de más corregir, llamando a las cosas por su nombre, en el caso que nos ocupa concejo cudillerense. Otro tanto sucede cuando en mapas e infinidad de documentos al denominar al concejo en bable normalizado, el nombre es el de Cuideiru, lo que, con el mayor de mis respetos hacia quienes así lo imponen, no tiene rigor ni sentido. Por ello, una vez más voy a tratar de explicar -razonando, sin faltar- las tesis que vengo defendiendo, avaladas por personas eruditas en la materia dignas del mayor de los respetos y por documentos.

Los primeros pobladores de Cudillero, según la autorizada opinión de Agustín Bravo, Roque, (escritor, cronista oficial y alcalde de Cudillero a principios del pasado siglo) eran pescadores originarios de otros puertos de la costa Cantábrica o de mares más lejanos que huyendo de los normandos y ante la situación del lugar, escondido y oculto por mar y por tierra, es posible lo eligieran provisionalmente. Pero al comprobar que había abundante pesca en sus playas, se establecieron con carácter definitivo, viéndose precisados a ir construyendo sus casas en las laderas de las dos montañas, de manera especial por la de La Garita, o sea, al Este, dando a este rincón el nombre de Codillero (acaso derivado de «codo» o «codillo» por la configuración del puerto), como se llamaba en el siglo XIII. Así, Arias González Valdés, en donación hecha en 1285 a favor del monasterio de Obona, se refiere a «un suelo en el puerto de Codillero, donde pudieran vender pan, y una cabaña sin salida al mar sin que ningún señor se lo estorbase».

Por otra parte, se conserva una carta ejecutoria de hidalguía, a pedimento de Bartolomé González Cotequín, de 26 de junio de 1575, en la que repetidamente se cita al «Puerto de Codillero». Y el P. Luis Alfonso de Carballo escribe en «Antigüedades y cosas memorables del Principado de Asturias» (año 1695), al referirse a la casa de los Omaña: «... este Ares de Omaña El Negro fue el que en tiempo del Emperador Carlos V fundó los vínculos y mayorazgos de aquella Casa, y fue su hijo primogénito Diego García de Omaña, que lo llamaron El Prudente, el cual fundó otro mayorazgo, agregándolo al de su abuelo, cuyos sucesores hoy viven en Cangas de Tineo y poseen juntamente la antigua Casa de Codillero, que tuvo raras y exquisitas preeminencias, que se han perdido por diversos modos, que dejo de contar por ser materia larga, y por lo mismo dejo de referir los casamientos que tuvo esta casa y las ramas que de ella han salido» (...).

Cabe asimismo reseñar que Carlos María de Luis afirma en el artículo Cudillero y el viejo Camino de Santiago, publicado en la revista «L'Amuravela» de 1986, que Cudillero «aparece en las guías para caminantes hechas en Francia hacia el siglo XVI con el nombre de Codifier, esto es, forma de codo».

También pudiera ser que Codillero derive del vocablo latino «cos-cotis» (piedra), en concreto de «cotellum-cotellarium» (pedrero, playa de guijarros).

Existe otra opinión que se inclina a que procede de Cutidero, palabra documentada en la época medieval, en la actualidad en desuso, equivalente a Batidero, es decir «Repetido golpear de una cosa con otra». La palabra es, en efecto, sumamente interesante. Procede del verbo clásico latino Quatio-is-ere-sii-ssum, que al pasar al latín vulgar se transformó en cutio-is-ere-ivi-itum. De esta última forma cutit-um más el sufijo -ariu, es de donde sale Cutidero (Cutit-um mas -ariu>Cutitariu>Cutitairu>Cutitero>Cutidero.

Hay quien trata de defender que Cudillero procede de Cuideiru. Pero esa hipótesis entiendo que carece de todo fundamento. La palabra Cuideiru comenzó a utilizarse mucho después, posiblemente al contactar sus habitantes con los labradores comarcanos o con los gallegos por mar, afectando solamente a la villa y en concreto al barrio pescador.

En definitiva, con el mayor de los respetos hacia las distintas opciones y muy especialmente a la de Cutidero, continúo manteniendo que Cudillero procede de Codillero, porque existe documentación que así lo confirma.

Es decir: llamar al concejo Cuideiru no tiene sentido; lo mismo que denominar a los vecinos del término municipal pixuetos, cuando lo único cierto es que son cudillerenses y dentro de estos hay caízos, vaqueiros, aldeanos, pixuetos... Vamos, que resultaría tan inexacto como decir concejo vaqueiro, aldeano o caízo.

Volviendo al origen de los pobladores, aún pueden verse en ellos rasgos afines con los de pueblos del norte de Europa; sus barcas primitivas eran irlandesas; en sus casas había siempre, en el bajo, la ventana apaisada con el telar al lado. Tienen palabras bretonas e irlandesas: pote, fada, vixu, pesca de rochel, sable, calamieras...Y aunque algunos opinan que su habla pudiera ser un intermedio entre el gallego y uno de los bables asturianos, son más las diferencias que las analogías, lo que queda patente en el modo de hablar de la marinería, los giros peculiares del lenguaje, la prosodia y el ritmo musical de las palabras. Del habla «pixueta» existe una interesante tesis, que obtuto la calificación de notable en La Sorbona.

Pixuetos y caízos

La villa estaba dividida en dos barrios: el habitado por los pixuetos, o sea, las familias pescadoras que ocupaban la zona próxima al puerto, y el de La Cai, poblado por gentes de oficios, a los que se les llamaba caízos o terrestres, con quienes aquellos vivían en completo apartamiento, al igual que con los labradores comarcanos. Con los caízos se llevaban tan mal que, cuando se construyó la iglesia a mediados del siglo XVI, casi toda ella costeada por los marineros, pese a haber contribuido los terrestres con una parte, no les concedieron derecho alguno, ni llevar Santo ni estandarte en las procesiones. Y en Semana Santa y otras solemnidades no los dejaban pasar del «puente de la carnicería», donde había un molino y luego la sede administrativa de la Cofradía de Pescadores, que los pixuetos señalaban como límite entre los dos barrios.

El apelativo pixueto

El apelativo pixueto responde, según la autorizada opinión de Menéndez Pidal, a la actividad mayoritaria que en la villa se realizaba, ya que proviene de la voz latina «piscis» y de la terminación germánica «ottu». Por otra parte, el rape, que en Cudillero antaño se llamaba pixuetín, luego pasó a pixutín y en la actualidad pixín, parece confirmar la anterior idea, porque dicho pez también pesca con una especie de antena que lleva en el labio superior, con la cual atrae a las demás especies marinas.

Punto final

Al menos es lo que uno quisiera. Pero me temo que se trata de un «punto y aparte», porque habrá quien no comparta mis opiniones que, en definitiva, quieren dejar muy claro que los habitantes del Concejo son cudillerenses, que no hay alcalde pixueto sino alcalde cudilerense y que Cuideiru no tiene sentido para denominar al término municipal, sino Cudillero; y como mal menor Codillero. Tarea, en fin, para la Comisión de Toponimia cuando le corresponda el turno al concejo. Uno confía en el sentido común y la sentatez de sus miembros, no sólo a la hora de ocuparse del nombre de Cudillero, sino también de los distintos pueblos del concejo cudillerense.