Me sorprende, pero sólo parcialmente, que Asturias haya sido la comunidad con menor ocupación hotelera en mayo, no llegando su ocupación al treinta por ciento. Si se tiene en cuenta que toda la España verde ha perdido clientes, llegamos a la conclusión de que el paraíso natural interesa menos de lo que pensamos, por más que nos quieran hacer ver que nuestro paisaje es imbatible, que los asturianos son amables y simpáticos y que nuestra gastronomía resulta excepcional. Pero está visto que eso no es suficiente, ya que si bien es cierto que contamos con un patrimonio aceptable, no es menos cierto que lo tenemos abandonado, descuidado y demasiado esparcido, careciendo de un conjunto armónico que lo haga visitable. Es decir, que por lo que se ve Asturias continuará siendo objeto de belleza para el ojo del pobre o para gente muy especializada que no se deja llevar por los gustos al uso basados en las playas o el cemento.