Los populares lamentan la situación del monasterio de Obona y acusan al Principado de tenerlo sumido en el abandono. Comprendo al partido de la oposición, porque resulta desalentador contemplar cómo una autonomía como la nuestra, que carece de edificios singulares, desatienda lo poco que podría ser salvado de la escasez. Es verdad que habría que contar con los medios económicos suficientes para llevar a cabo la restauración de todos los edificios que acabarán perdiéndose a no pasar muchos años. Ahora bien, no me parece lo más adecuado que sean los miembros de la oposición los que muestren su protesta, ya que ellos estuvieron en el poder durante cuatro años y, que se sepa, no hicieron nada por mantener el patrimonio. Más bien deberían ser los votantes quienes protestasen echando de sus puestos a los políticos por la sarta de engaños en la que nos tienen sumidos. Es decir, que estamos pagando un Parlamento sin métrica ni armonía.