Vegadeo,

T. CASCUDO

Medio Rural busca emprendedoras. Lo que bien podría ser el encabezado de un anuncio por palabras es el objetivo de un ambicioso proyecto que ha puesto en marcha el grupo rural de Oscos-Eo. Pretende estimular la incorporación de las mujeres al mundo laboral y lo quiere hacer a través de un programa de talleres y charlas que se estrenó el jueves y que se prolongará hasta octubre. La gerente, Ana Suárez, dijo que las mujeres «tienen un papel muy importante a la hora de emprender en este territorio y además tienen más capacidad de innovación que los hombres».

El punto de partida de esta iniciativa fue una mesa redonda en la que diferentes mujeres relataron sus experiencias de empleo en la comarca. Entre los aspectos positivos destacaron la calidad de vida que aporta el entorno y entre las carencias las pocas oportunidades laborales, la dispersión geográfica y las malas comunicaciones especialmente en materia de Internet.

Sofía Caraduje es una de las pioneras del turismo rural de la zona. En la década de los ochenta abrió un establecimiento de turismo rural en la aldea de Labiarón (San Martín de Oscos), cuando la carretera de acceso estaba sin asfaltar y no había teléfono. «Los bancos me denegaban los créditos y conté con la cordial oposición de mis amigos, mis vecinos y mi familia. Aún así me animé a seguir porque me gustaba, creí en ello». Su experiencia fue dura pero ha conseguido sacar adelante un negocio del que se siente plenamente satisfecha y en el que combina el alojamiento rural con la ganadería ecológica.

El caso de Belén Pertierra es bien diferente. Nació en Llanera y vino al Occidente por motivos profesionales (es técnica en el Ayuntamiento de Castropol). Se considera una mujer rural porque vive y trabaja en la comarca. Le disgusta la falta de gente joven con la que relacionarse, la dificultad para encontrar vivienda o el acceso a la formación pero, asegura, que se ha encontrado con una nueva ruralidad en la que «las mujeres jóvenes están cogiendo lo bueno del medio y urbano y del rural para buscar su espacio y autonomía». Está convencida de que muchas mujeres estarían dispuestas a establecerse en la comarca si hubiera más oportunidades laborales.

Todas creen que hay oportunidades y muchas deben venir de la mano del autoempleo pero para ello se requiere valentía. Quizás fue lo que llevó a Nieves Cotarelo a montar una empresa de transporte en el corazón de los Oscos, a la madrileña Yolanda Alzu a embarcarse en un proyecto turístico en San Tirso o a Belén Rico a compatibilizar su trabajo de maestra con el de escritora. Son mujeres muy diferentes que han superado diferentes retos personales y profesionales y que ahora deben servir de ejemplo para que otras muchas sigan su estela y entre todas reanimen el mundo rural.