La derecha llariega es goyesca. Cherines habla de la inconveniencia que suponen políticos broncos, en clara alusión a Cascos, mientras que éste le recuerda que la defendió de las críticas que recibió de su propio partido como responsable de la seguridad en Asturias cuando salió de esta tierra la dinamita camino del 11-M. Sin duda, Cascos no es precisamente un político apacible, pero sorprende que lo descubra ahora una persona que estuvo tan vinculada al actual líder de FAC durante tantos años, tal como atestiguan sobradamente las hemerotecas. El episodio que ahora recuerda Cascos fue el detonante para que se diese de baja en el PP gijonés y se afiliara en los madriles. Hay caídas del caballo que no dan mucha credibilidad. Se diría que el sino de la derecha asturiana es andar a palos, mientras la izquierda de siglas o bien amenaza con la unión de los conservadores o bien les pide a gritos que pacten. ¡Qué aquelarre!