Es una autentica delicia bajar la Espina en dirección a Canero un sábado a mediodía con abundante arboleda y el sol pegando fuerte porque la ruta está desierta ya que el éxodo hacia las playas se hace por la costa. En el Parador de Castañedo no hay parroquianos y el periódico está libre. Confirmas que "desde hace ya tiempo por aquí no pasan más que los viajeros que van a los pueblos". Justo unos metros antes de este restaurante, a la derecha según se baja, sale la carretera que conduce a Lavio y Socolina, y que es la última que ha ensanchado y acondicionado el Principado antes de la crisis económico y política. Teniendo en cuenta el escaso tráfico local hoy los políticos argumentarían que la obra no es rentable.

Desde Lavio hacia arriba la ruta a Pende, Brañasivil y Faedo ya presenta un aspecto mas incómodo. Hay que ir con sumo cuidado por si aparece un vehículo en sentido contrario ya que el cruzarse resulta problemático. En Casa Fernando, un bar rural donde hay de todo, medio centenar de antiguos alumnos y maestros de la escuela comunitaria de tres pueblos se han dado cita para reencontrarse, visitar el aula donde aprendieron a leer y a escribir y comer una suculenta parrillada preparada por Fernando en el horno de leña que él mismo ha construido. Virtudes, la mujer de Fernando, remata la faena gastronómica con un arroz con leche de esos que es imposible olvidar.

Los antiguos escolinos y sus educadores dejaron los coches en los aledaños de Casa Fernando y se fueron andando, precedidos de la gaita, hasta la antigua escuela de Brañasivil que está en peligro de perderse porque abundan las goteras y en cualquier edificio que se precie el deterioro comienza por el tejado. Vecinos que nacieron en estos pueblos y que se marcharon en busca de eso que se llama horizontes lejanos, se reencontraron, con abrazos y amistad de la buena, en Faedo y para acudir a la cita hasta prepararon unas llamativas camisetas con inscripciones en las que se podía leer la buena disposición de todos para salvar la que fue su escuela, para algunos hace ya un montón de años, como nos decía Rosa, que ahora disfruta de su jubilación viviendo en La Mortera de Valdés pero que nació aquí y el otro día en Faedo volvía a revivir paisajes y paisanajes de su niñez. Hubo quien viajó desde Madrid, Cangas de Onís, Oviedo, Gijón y hasta del País Vasco. .

A la hora del café con las pingaratas llegó el alcalde de Salas, Sergio Hidalgo, a quien le improvisaron de inmediato un concejo abierto para plantearle la necesidad de rehabilitar el tejado de la escuela de Brañasivil porque eliminando las goteras se puede conseguir la salvación del viejo edificio de piedra que es el objetivo de todos los asistentes. Hay en la zona posibles recursos como son las rentas de los eólicos y la venta de la madera comunal pero para eso, según afirman, hace falta una reestructuración de la Parroquia Rural local. De momento el alcalde prometió reparar, este verano, el tejado de la escuela de Brañasivil. Por algo se empieza.