"Adiós. Marchaste amiga. Nos deixaste solos y xelaos". Los versos son de la escritora Esther García y abrieron la misa que despidió ayer en Luarca a la presidenta del Festival de la Vaqueirada de Aristébano, Carmen Martínez Pérez, más conocida como "Carminina". Centenares de personas asistieron a un funeral muy emotivo en el que no faltó nada de lo que le gustaba a esta conocida vecina de Luarca que murió el sábado de madrugada: versos, copla vaqueira, gaita, aplausos, mucha gente y hasta "vivas" en el mismo templo donde acudía a escuchar misa.

El párroco, Emilio Menéndez, fue una de las personas que elogió el "trabajo e ilusionada dedicación" de Carminina, la misma que logró mantener el Festival Vaqueiro en pie durante casi cincuenta años; la misma que colaboró activamente en la lucha contra el cáncer; y la misma que, por sus múltiples tareas sociales, se llevó la Medalla del Principado y la Medalla de Honor del Ayuntamiento de Valdés. La misma, al fin y al cabo, que supo velar por las tradiciones de una comunidad castigada por la historia (los vaqueiros de Asturias) y que aprovechó su tiempo en este mundo para dedicarlo a los demás. "Sin ella no se entendería la historia cultural de la comarca", dijo el párroco ante el féretro, cubierto con una bandera de Asturias y con la vara (bastón) que la acompañaba en cada boda vaqueira de finales de julio.

En su despedida, tuvo Carmen Martínez Pérez a su familia, pero también a todos los que la acompañaron durante sus años de presidenta del festival. Asistieron parejas de novios vaqueiros casados en Aristébano, vaqueiros de honor y mayores, y muchos vecinos de Valdés y Tineo. El secretario del festival, José Luis Rodríguez, fue uno de los que participaron al final de la misa para expresar el deseo de los miembros del consejo rector de la Vaqueirada (el que organiza la boda vaqueira): "Que Carmen brille delante de todos para que vean sus buenas obras". Después, el grupo de baile tradicional "La Corte", de Enverniego (Valdés) recitó coplas vaqueiras expresamente dedicadas a Carminina y escritas para el día. Rogelia Feito cantó ante el féretro de la luarquesa, que siempre estuvo atenta a todo lo que se recitaba y bailaba en la braña.

Feito no pudo evitar decir "¡Viva Carminina!" tras cantar las coplas dedicadas a esta querida vecina de Luarca. Muchos respondieron con un viva y otros con aplausos y en pie.

Poco quedaba por decir entonces, pero la fiesta, como le hubiera gustado a Carminina, continuó fuera. Antes de que el féretro abandonara la iglesia en el coche fúnebre hacia el cementerio, Rogelia Feito cantó otra copla vaqueira, esta vez de las "picantes", esas que recitaba en la braña la eterna Carmen Martínez.