La parroquia veigueña de Meredo estrena estos días reloj gracias a la aportación voluntaria de todo el vecindario. El reloj marcaba las horas, pero sus agujas no lograban realizar el movimiento completo por toda la esfera, así que se organizaron para buscar una solución, que pasó por la compra de otro reloj nuevo. Los donativos lograron cubrir la factura de 3.100 euros y ahora todos están orgullosos del logro conseguido.
La iglesia de Santa Marina se remonta a principios del siglo XIX y el esfuerzo de los vecinos ha estado presente tanto en su construcción como en las diferentes obras de mejora, afrontadas en buena medida con donaciones vecinales. Por ejemplo, en los noventa, José García donó casi un millón de pesetas para incorporar un campanero electrónico.
Los vecinos no dudaron en pedir de nuevo la aportación de todo el vecindario para resolver la avería del reloj, toda vez que la empresa cántabra Hermanos Portillo constató que no era posible la reparación. "Se hizo una petición de ayuda y se aportó lo suficiente. Aquí hay un pueblo que colabora", proclaman con orgullo.
