"Fue bestial. Una cosa es decirlo y otra, vivirlo", precisa Abel Arias sobre la fuerte tormenta registrada el domingo poco antes de las diez de la noche en el pueblo boalés de Prelo. El rayo de mayor intensidad dejó las casas a oscuras y provocó daños de diferente consideración en varias viviendas de este núcleo de medio centenar de habitantes. La tormenta también afectó al pueblo vecino de Meróu.

Abel Arias relata que el rayo más dañino cayó en el monte y se extendió dejando un reguero de incidencias: "Primero, hizo un surco grande en un árbol y después saltó a una alambrada de espinos, que derritió. Del cierre pasó al camino, donde levantó el aglomerado por varios sitios". La casa de su suegra, Arcadia Murias, resultó la más afectada. El rayo dejó la vivienda a oscuras, ya que quemó los automáticos y estropeó buena parte de los aparatos eléctricos de la casa.

La madre de Murias, de 97 años, vivió con especial nerviosismo el incidente, ya que recordaba que en su juventud cayó otro rayo en el pueblo y mató a una vaca en su casa. Sin embargo, los más jóvenes no recuerdan nada igual. Así lo explica Encarna Díaz, de 30 años: "Se oyó como un estallido. Fue en la otra punta del pueblo y pensé que fuera en mi casa. No me acuerdo de un suceso parecido en el pueblo", añade. Díaz trabaja en el hotel Palacio de Prelo, el único de la localidad, donde también hubo pequeños desperfectos.

Los vecinos explican que la tormenta fue "cuestión de unos minutos", pero suficiente para causar daños de diferente consideración en las casas habitadas.