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Los participantes en la visita de ayer, a las puertas del Museo Vaqueiro de Asturias en Naraval.G. G.

La Universidad se acerca al legado del pueblo vaqueiro

"Las clases se deberían dar in situ", defiende Adolfo García en una visita a Tineo y Valdés

Una investigación con rigor, que utilice una metodología de estudio, y que vaya a "las raíces del tema" es lo que pide el profesor y catedrático Adolfo García Martínez para el pueblo vaqueiro, que, en muchas ocasiones, es tratado "como un atractivo más dentro de un paquete turístico porque tiene morbo, pero no se va más allá", lamenta. "Asturias es una región profundamente trashumante", subraya el estudioso, que ayer hizo las veces de guía para un grupo de universitarios, deseosos de conocer más sobre las raíces de este pueblo, con idiosincrasia y costumbres propias, y que fue marginado durante siglos por ello.

Un grupo de 34 estudiantes de la Universidad Española a Distancia (UNED) conocieron sobre el terreno esa herencia que los vaqueiros de alzada han dejado en los concejos de Valdés y Tineo, como punto final dentro de la asignatura de Antropología. Visitaron algunos de los asentamientos de invierno de estos ganaderos trashumantes, como Escardén, Aristébano, Businán y Monterizo, donde analizaron las diferentes formas de adapación de este grupo humano.

Una de las paradas centrales, y que más tiempo ocupó, fue la del Museo Vaqueiro de Asturias, ubicado en la localidad tinetense de Naraval. Allí, García Martínez, autor de ensayos como "Antropología de Asturias" y "Los vaqueiros de alzada de Asturias", habló de la "perfecta organización" de la trashumancia, además de la función comerciante de los vaqueiros: la arriería, mediante la cual comerciaban con la Meseta, comprando, sobre todo, vino y centeno, y la trajinería, con el resto de Asturias, mediante la cual se proveían de un alimento básico, el maíz. "Se ha datado esta actividad en el siglo XV, y el medio de transporte habitual era la mula", aseveró el guía.

En opinión de Adolfo García Martínez, la Universidad debería centrarse más en este tipo de visitas. "Parte de las clases habría que darlas in situ porque se aprende más con una mirada que con dos horas de clase. Tendríamos que abrirnos más; pero no hay medios. Tenemos mal planteada la educación; se debería combinar campo y mesa", señala.

Sobre el conocimiento que se tiene del pueblo vaqueiro, el catedrático incidió en que cada año surgen nuevos estudios, artículos y textos, aunque muchos de ellos "siguen emborronando el tema y no arreglan nada". Por ello llama a realizar un estudio "con rigor" para cualquier acto, conferencia o celebración que se pretenda centrar en este grupo: "De lo contrario, lo que queremos salvar lo estamos hundiendo mucho antes".

Para Paz Juvería, una de las alumnas, esta visita es "muy interesante. Es fundamental para conocer la historia de Asturias y de un grupo humano que estuvo marginado". Incide en que uno de los puntos más llamativos es la arquitectura, que se puede estudiar y conocer según lo expuesto en el museo tinetense.

Por su parte, Marta Tomás alaba las facultades del profesor García Martínez para relatar las peculariedades de los vaqueiros, de quienes le sorprenden "las diferencias que tenían con los xaldos", así como "la profunda ironía que tienen en su trato con el resto de las comunidades con las que se encuentran".

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