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Tatiana Fernández Cadenas y Clara Martínez Peláez en la bolera del Instituto de Cangas del Narcea.D. ÁLVAREZ

El bolo vaqueiro conquista a dos chicas, únicas federadas, por su compañerismo

"Te ríes mucho con la gente y después de cada partido cenamos todos juntos", destacan las jugadoras del deporte tradicional

Tatiana Fernández Cadenas, de Cerredo, y Clara Martínez Peláez, de Cangas del Narcea, son las únicas representantes femeninas que tiene el bolo vaqueiro. En la actualidad con 18 y 16 años, respectivamente, hace ya varias temporadas que decidieron federarse y formar parte de un deporte tradicional que durante años estuvo reservado para los hombres y que ahora, a pesar de que ya está abierto a la participación de todo el mundo, no genera demasiada adhesión entre el público femenino.

Tatiana Fernández Cadenas descubrió el bolo vaqueiro con tan solo ocho años en los juegos escolares que promueve la asociación que preside Francisco Álvarez Cadenas en los colegios de la comarca. "Yo era de las que siempre pasaba las rondas clasificatorias, y me gustaba llegar a las finales de los juegos escolares, ahí me empezó a entrar el gusanillo de jugar e iba a ver partidos, hasta que hace dos años me federé", explica la jugadora de Cerredo. Forma parte de la peña Degaña y fueron sus propios compañeros los que le propusieron ingresar en el equipo.

A Clara Martínez Peláez también le influyó el poder disfrutar del juego de bolos en el colegio, aunque a ella la pasión por este deporte le viene, sobre todo, de familia. "Desde pequeña fui a la bolera con mi padre, él juega y mi abuelo también jugaba, y siempre me gustó", explica. Fue otro de sus familiares, su primo, quien le propuso formar parte de su peña, La Descarga, y Clara Martínez no dudó en federarse hace ya más de tres años para poder competir.

Lo que más le gusta a esta jugadora del bolo vaqueiro es el compañerismo que existe entre los jugadores, ya sean del mismo equipo o de los contrarios. Además, las dos aseguran que a pesar de ser las únicas chicas se sienten totalmente integradas.

De hecho, subrayan que en las partidas todos se animan mutuamente para lograr más puntos. "A nosotras, por ser las únicas chicas, incluso nos animan más, yo hice muchos amigos", recalca Martínez Peláez. Tatiana Fernández Cadenas asegura que es un juego muy divertido. "Te ríes mucho con la gente; además, después de cada partido cenamos todos juntos, el equipo de casa es el que invita", subraya.

Para ellas lo ideal sería que más chicas se animasen a continuar con esta tradición. No aspiran a lograr una liga femenina, sino que se conforman con hacer un equipo de chicas. Aseguran que no es solo fuerza lo que se necesita para jugar, algo que piensan que aparta a muchas chicas del juego, y añaden que con la práctica se aprenden trucos más importantes que tener fuerza.

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