La restauradora Emilia Fernández está detrás del último descubrimiento en el patrimonio de la Real Hermandad del Buen Jesús Nazareno de Luarca: una pintura del Calvario, probablemente del siglo XVI, en las tablas del Cristo Crucificado de la capilla de La Atalaya.

Fernández tardó cuatro meses en hacer los trabajos. La Real Hermandad autorizó primero la retirada de la capa de terciopelo que cubría las tablas traseras del retablo. Al empezar a trabajar sobre la pintura "apareció lo que nadie esperaba". "Comprobamos que los tonos eran diferentes y que había sol y luna; con el cambio de color, teníamos claro que se trataba de una pintura que representaba el Calvario", explica Fernández. Más abajo, aparecieron los edificios que recuerdan a la Jerusalén de Jesucristo: "Fue muy emotivo", añade la restauradora. Las tablas están "cortadas" y hoy por hoy no es posible ver si el dibujo continúa.

En Luarca no se conocía esta imagen. La Real Hermandad y la restauradora buscaron testimonios sin éxito. Ni los abuelos del Hermano Mayor de la cofradía, Evaristo Guardado, de 83 años, tenían documentada esta imagen, la que más valor tiene de un retablo compuesto por partes de distintas épocas.

Del conjunto restaurado falta la estructura que un día lo coronó. La parte principal, las columnas, las tablas intermedias y el entablamento son del siglo XVIII y estilo neoclásico. En las columnas se pueden ver decoraciones de influencia barroca. La talla del Cristo es del siglo XVII "y seguramente lo sacaron de otra zona", y la pintura de El Calvario data del siglo XVI. Es decir, el retablo tiene partes de tres siglos y en su historia "se pintó hasta tres veces".

La restauración que logró devolverlo al estado original empezó de arriba abajo. Primero se realizó un estudio para comprobar qué se encontrarían los profesionales. Se detectó dorado y pinturas de distintas épocas.

El retablo estaba, según los especialistas, "muy deteriorado". Se sospecha que los autores de las anteriores "restauraciones" "lo pintaron entero con materiales y técnicas poco adecuadas". La pintura que más daño hizo a la pieza fue la plástica, porque evitó que durante un tiempo la madera pudiera transpirar como necesita. "Con este tipo de materiales, totalmente desaconsejados para estas estructuras, se acelera el envejecimiento de la madera", dice Emilia Fernández.

Durante las tareas también se descubrió el no menos importante Inri, cuyas letras estaban tapadas por la pintura, y la Cruz. La talla del Cristo se restauró hace años, y por ello en esta ocasión solo se limpió. Con esta restauración, la Real Hermandad del Buen Jesús Nazareno de Luarca concluye los trabajos que tenía pendientes. La capilla de La Atalaya de Luarca, donde se encuentra el retablo, permanecerá abierta durante la Semana Santa.