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Bautismo aéreo de Asturias a Mallorca

"Al principio tuve un poco de miedo, pero después fue muy bien", confiesa el santirseño Joel Alexei Monasterio tras su primera experiencia en avión

Joel Alexei Monasterio. REP. DE T. C.

"Al principio tuve un poco de miedo, pero después fue muy bien", confesó el santirseño Joel Alexei Monasterio tras realizar su primer vuelo en avión, entre Asturias y Palma de Mallorca. Descubrió que la aeronave era más pequeño de lo esperado y se asustó un poco más de la cuenta con el frenazo del aterrizaje, demasiado rápido para su gusto; sin embargo, llegó a su casa de Salcido encantado con la experiencia.

Joel fue uno de los quince estudiantes de los seis centros de la comarca Oscos-Eo que se embarcaron en la aventura "Conoce un monumento de España volando". Ha sido la fórmula elegida este año por el Foro Comunicación y Escuela para realizar un particular bautismo de vuelo, posible gracias a la implicación de las compañías Volotea y Vueling. Explica el coordinador del Foro, Luis Felipe Fernández, que el objetivo es doble ya que, los chavales no solo tienen la experiencia de subirse a un avión por primera vez, sino que también conocen dos monumentos importantes del país.

La primera experiencia, de la mano de Volotea, les permitió ayer conocer la catedral de Mallorca, así como el casco histórico de la ciudad balear. La segunda cita será en octubre cuando, gracias a Vueling, descubrirán la Sagrada Familia de Barcelona.

"Lo pasé muy bien en el avión y la catedral es muy bonita", resumió Joel. También fue una aventura especial para la castropolense Naiala Guerra: "Fue súper divertido, una experiencia muy bonita". Cuenta que lo que más le gustó fue la sensación de despegar y al final, hasta se le hizo corto el viaje.

La profesora del instituto de Vegadeo María Meitín explica que todo salió a la perfección y, pese a los nervios iniciales de los chavales, fue un vuelo tranquilo sin ninguna incidencia en las maniobras de aterrizaje y despegue. "Había unos cuantos que ni hablaban, estaban estáticos", comenta. Viajó al lado de la pequeña Aitana González, de Piantón (Vegadeo), que no quiso separarse de ella ni un momento: "Iba cagadita de miedo, pero en cuanto nos pusimos en marcha ya empezó a decir que no era para tanto, que quería ser azafata y viajar siempre en avión".

"Es una actividad que encanta no solo a los niños, sino también a las familias", incide Luis Felipe Fernández al tiempo que puso de relieve el hecho de que dos compañías aéreas españolas se impliquen de este modo con un proyecto de la escuela pública que se desarrolla en una comarca asturiana. "Creo que es una actividad pionera en la educación española que además garantiza la igualdad de oportunidades", añadió el coordinador.

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