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Mar Villanueva, una valdesana contra el cáncer y los prejuicios que lo rodean

En "Princesa Guerrera" recoge su lucha y su receta para superar un tumor: "La actitud no te cura, pero te ayuda con los efectos secundarios"

Mar Villanueva posa para LA NUEVA ESPAÑA en la playa Primera de Luarca. A. M. SERRANO

La valdesana Mar Villanueva, de 37 años, acaba de publicar un libro, ahora en preventa, que cuenta cómo superó un cáncer y qué experiencias y personas fueron clave en este camino de superación y cura. Su obra, "Princesa Guerrera" , trata de ayudar a otras personas, de hacer más visible la enfermedad y "esa palabra que tanto miedo da pronunciar", y de mostrar una historia real de caso grave con final feliz. Además, tiene un fin solidario: todo lo que se recaude se destinará a la Asociación de Cáncer Metastásico y al hospital comarcal de Jarrio (Coaña).

Cuenta Mar Villanueva que hay que aceptar primero la enfermedad para poder tener herramientas en la batalla. Ella se encontró con un bulto en pecho y no le dio importancia. Fue la pediatra de sus hijos, entonces de cuatro y un año y medio, la que insistió para que "lo mirara". El diagnóstico de las pruebas fue el peor. "En ese momento, se te pasa todo por lo cabeza; mucha gente casi te entierra y tienes que intentar curarte y, además enfrentarte a muchos prejuicios, esto último es la peor parte", explica.

En el libro cuenta cómo ella lo ha logrado y hace un resumen para LA NUEVA ESPAÑA. Dice que como cada persona es diferente "cada una debe saber qué le puede ir bien en un proceso así". Por ello, es importante "conocerse bien". En su caso, buscó información sobre la enfermedad y también consuelo y apoyo en personas en su misma situación, todas mujeres con las que trabó una amistad que dura. Mar Villanueva se aferró también a sus hijos y pese a la desesperanza, que llegó por muchos e intensos momentos, se dijo que podía salir. "Es cierto que la actitud, el estado de ánimo, no te cura, pero te ayuda con los efectos secundarios, por ejemplo", sostiene. Tras pasar por esta experiencia, cree que la sociedad debe "de alguna forma ayudar más a las personas que están enfermas". ¿Cómo? Evitando hablar de la estética, "de si estamos calvas o no", y normalizando esta imagen. Mar se recuerda paseando sin pañuelo o gorro: "Me hacía sentir bien".

Pasear por espacios abiertos como playa de Luarca también resultó terapéutico, al igual que escribir. Otra clave fue rodearse de gente con capacidad de afecto y que se ponía en su lugar. "Tengo agradecimiento para la familia, los amigos, los profesionales del hospital de Jarrio y para mucha gente anónima que me envió continuos mensajes de solidaridad y ayuda".

Si tiene algo claro es que ahora da más importancia a los pequeños grandes placeres de la vida, como tener una rutina (se incorporó a su trabajo en cuanto pudo) y jugar con sus hijos.

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