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Los apicultores, pendientes del apoyo ciudadano para frenar a la velutina

"En Boal, el año pasado poníamos trampas veinte personas, ahora solo tenemos autorización siete", lamentan los productores

La vespa velutina (avispón asiático) continúa su avance al margen de la pandemia del coronavirus y los apicultores de la comarca (principales afectados porque este insecto de origen asiático se come a las abejas) muestran "preocupación" con la falta de trampas.

El apicultor boalés Julio Fernández entiende que este año cobra especial importancia la colaboración ciudadana. "Pedimos que la gente no baje la guarda y siga poniendo tramas en sus jardines o donde puedan", detalla. El año pasado, sólo en el concejo de Boal, el que más tradición apícola tiene de la cuenca del Navia, había 20 personas, repartidas por parroquias, haciendo el trampeo.

"Por el estado de alarma sólo estamos autorizados a salir de casa ahora siete", destaca Fernández, quien asegura que pese al esfuerzo del equipo de voluntario "la falta de personal y de recursos se notará en la próxima cosecha porque habrá más nidos de velutina y más daños, por tanto, en las colmenas".

En la comarca Oscos-Eo también entienden que "cuantas más abejas reinas caigan ahora, menos nidos habrá en el futuro", como detalla la apicultora castropolense y portavoz de la asociación Abeyeiros del Occidente, Andrea González. En todo caso, la líder de este colectivo detalla que hay otros factores que condicionan las cosechas: "No nos podemos olvidar el cambio climático", opina. De hecho, el año pasado pese al "controlado avance" de la vespa velutina por el trampeo, "la producción mermó por las temperaturas registradas en la primavera, más frescas de lo habitual".

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