El párroco franquino Francisco Javier Fernández vivió ayer uno de los días de Ramos más insólitos de su vida eclesiástica, al realizar la tradicional bendición de los ramos de laurel en una iglesia totalmente vacía. "Sentí una profunda soledad. No estamos acostumbrados a vivir una situación así", explicó.

Completado el primer paso del operativo, ahora le queda preparar los tarjetones conmemorativos que llevarán prendida una pequeña ramita bendecida. Esta iniciativa, que surgió en varias parroquias de Avilés, ha gustado mucho, tal es así que ha recibido casi mil peticiones de tarjetas por parte de vecinos del concejo y alguno de municipios cercanos.

Ayer dispuso todo el laurel que logró recabar estos días a las puertas del templo y allí realizó la bendición. Las fotos y el vídeo del momento las difundió en sus redes sociales, donde recibió infinidad de agradecimientos por el detalle. Ahora distribuirá el laurel entre varios voluntarios para que vayan preparando los pedidos, que se repartirán una vez concluya el estado de alarma que mantiene a los españoles confinados en sus casas.

Esta idea para que los vecinos puedan guardar los ramos bendecidos también ha sido propuesta en la unidad pastoral de Boal-Illano y en la zona de Naraval (Tineo).