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Una infancia robada en el campo de Arnao

"El que lo pasó, lo pasó", dice Covadonga Bulnes, una de las cuatro personas que quedan con vida de las que estuvieron presas en Castropol

Bulnes, posando con los detalles del reconocimiento que le enviaron a casa tras el acto de presentación del libro "Memoria de Arnao". REP. DE T. C.

Covadonga Bulnes llegó al campo de concentración de Arnao en abril de 1941, cuando tenía ocho años, y de los ocho meses que pasó allí encerrada con su familia recuerda especialmente la mala calidad de la comida: "Las lentejas venían con piedrecitas y no las queríamos porque nos rucaban los dientes". Esta asturiana de 88 años, hija de un capitán de milicias que huyó al monte al caer Oviedo, por lo que su familia sufrió una dura represión, reivindica la necesidad de conocer la historia porque "el que lo pasó, lo pasó".

Le hubiera gustado estar presente el sábado en la presentación del libro "Memoria de Arnao. Campo de Concentración de Figueras", pues colaboró activamente con la investigación de su autor, Fernando García. Su hija Nori fue en su representación y recogió el libro y varios obsequios con los que ayer posó, agradecida, en su casa de Collau de Santo Tomás, en Arriondas.También recibió homenaje Eugenia Castiello, hija de José Manuel, otro niño en Arnao. García, que está satisfecho con la acogida del libro, tiene constancia de al menos cuatro personas vivas de los cientos que pasaron por este campo. La difusión del libro está sirviendo para que le lleguen nuevos testimonios con los que reconstruir "una historia que se nos negó".

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