La actuación de consolidación del castro Chao Samartín, en el concejo de Grandas de Salime comenzó a dar sus primeros pasos ayer con una reunión del equipo de trabajo y una visita conjunta al yacimiento en las que se sentaron las bases de cómo se van a abordar los trabajos, la metodología y las fases en las que se llevará a cabo el proyecto.
Lo primero será dedicar unos diez días a la realización de estudios de las actuaciones que se hicieron hasta la fecha en los restos arqueológicos. A partir de ahí, comenzaría la intervención propiamente dicha sobre las estructuras del castro.
La arquitecta que dirige la obra, Silvia Ollacarizqueta, explicó ayer tras la reunión que los trabajos a desarrollar en el yacimiento no son una actuación compleja. Además, puntualizó que los problemas que presentan los restos se abordarán de diferentes maneras, ensayando previamente las soluciones y optando finalmente por la que consiga el consenso del amplio equipo de técnicos que forma parte del proyecto.
Ollacarizqueta señaló que el yacimiento de Chao Samartín “se está deteriorando por la situación que tiene” y detalló que los muros se ven afectados por el clima, por la falta de mantenimiento y también por la estructura de tejados de pizarra que hay sobre ellos “que quizá hayan perdido su función porque no fueron pensados para tanto tiempo y es algo a lo que hay que dar una solución”.
Por ello, uno de los principales objetivos es dotar de protección a las estructuras de piedra “con un sistema menos invasor”. “La idea es que el visitante pueda disfrutar del yacimiento y a la vez que este tenga un sistema que lo proteja y sea menos agresivo”, insistió la directora de la obra.
La arquitecta también defendió el proyecto que se va a realizar en el Chao Samartín como una actuación cuyo único objetivo es “reparar los daños que hay y dejar prevista una solución que sea estable durante tiempo, no hay ningún proceso destructivo”, matizó Ollacarizqueta.
Las obras de emergencia y consolidación han estado envueltas durante años en polémica ya que desde el principio estuvieron cuestionadas por arqueólogos y organismos como el Consejo Internacional de Monumentos y Sitios (Icomos), incluso en las últimas semanas diputados de PP y Podemos pidieron su paralización. Algo que el alcalde, el socialista Eustaquio Revilla, no tiene ningún temor de que llegue a ocurrir.
“El proyecto está avalado completamente tanto por el Ministerio, la Consejería y el Ayuntamiento, como por la Dirección General de Patrimonio a nivel nacional, con lo cual no se puede parar, cumple con todos los requisitos necesarios para que sea una actuación no solo correcta, sino legal”, subrayó el regidor, quien recordó que durante toda la polémica en torno a la obra “no ha habido ni un solo informe técnico que tire para abajo lo que se va a hacer con este proyecto, son todo opiniones”, y se muestra convencido de que “todo el ruido que hubo es por intereses personales del anterior equipo de excavación”.
Revilla aseguró además que se va a mantener una absoluta transparencia sobre la obra que se va a realizar con la intención de que “no exista ningún tipo de duda de los trabajos que se ejecutarán en este yacimiento”. Asimismo, recordó que habrá una comisión de seguimiento, presidida por el director general de Cultura, Pablo León, que se reunirá cada quince días. El plazo de ejecución de los trabajos será de unos seis meses.
