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Los “abuelos del plástico”, cuatro años limpiando la costa

Tres jubilados tapiegos recorren las playas retirando residuos: “Lo hacemos por los nietos, para dejarles un mundo mejor”

Por la izquierda, José Cando, Santiago Mastache y Francisco García, en Porcía. | T. C.

No hace falta esmerarse demasiado para encontrar basura en las playas, sobre todo plásticos. Lo saben bien los jubilados tapiegos José Cando, Francisco García y Santiago Mastache, que, desde hace cuatro años, recorren las playas y ribeiros del concejo en busca de residuos. “Encontramos de todo. Hay abundancia, no hay que buscar mucho”, lamentan estos vecinos apodados cariñosamente “los abuelos del plástico”. Su mensaje es claro: “Lo que hace falta es que la gente no tire basura y así no habrá que recoger”.

Su afición a la pesca deportiva les llevó a tomar conciencia sobre un problema en aumento y empezaron a cambiar la caña por la bolsa de basura. “Reconozco que tengo más conciencia ahora que cuando tenía veinte años, pero eran otros tiempos”, admite Cando, vecino de Mántaras, de 72 años. Está convencido de que su generación “fue la que empezó el desastre”. A su lado, Francisco García, de 69 años y vecino de Salave, explica que empezó a pescar con 14 años y jamás vio “tanta basura como ahora, es exagerado”.

Plástico recogido.

Tras estos años de experiencia concluyen que el plástico es el mayor problema, en particular el porexpan porque se degrada muy fácil y las pequeñas partículas son difíciles de retirar. “Como hay residuos grandes en cantidad, no llegamos aún a lo tan pequeño”, añaden. Se han encontrado de todo, desde pequeños plásticos, cuerdas o redes a grandes residuos como un generador de un velero. Lo que más abunda, precisan, son las botellas de plástico. “Cadenas o pulseras de oro de valor la verdad es que no encontramos”, ironizan.

Saben bien que su acción es un grano de arena en un desierto, pero aspiran a generar conciencia en el concejo, al menos entre los más pequeños. “Nosotros no vamos a solucionar el problema de los plásticos, pero si todos más o menos se dedicaran a recoger los que encuentran para algo serviría. Esto lo hacemos por los nietos, para dejar un mundo más limpio”, apuntan.

Estos jubilados explican que hay puntos del concejo más sensibles que otros, donde las corrientes provocan que se acumulen mayor cantidad de residuos. Es el caso de la playa de Porcía o el ribeiro de El Figo. En la media hora durante la que atendieron a LA NUEVA ESPAÑA en Porcía prácticamente llenaron medio saco de basura. Y así, cada vez que se juntan. “Lo peor es que nos acostumbramos y ahora casi nos gusta más que ir a pescar”, dicen entre risas.

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