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Por la izquierda, el alcalde de Valdés, Óscar Pérez; el pastelero Jonathan González y el presidente del Principado, Adrián Barbón, con varios dulces elaborados en la pastelería Cabo Busto. | A. M. Serrano

La Asturias que funciona a base de dulce

El pastelero Jonathan González da las claves del éxito de su negocio en Busto: apoyo familiar, creer en el pueblo y calidad más que cantidad

La pastelería Cabo Busto tiene tan solo ocho años de vida, pero es un ya “un ejemplo de la Asturias que funciona”. Así lo cree el presidente de Principado, Adrián Barbón, quien alabó en su vista a Valdés el hacer del exitoso empresario local Jonathan González, que ha convertido la casa familiar de la abuela en el lugar de producción y venta directa de sus creaciones. Hasta Busto se fue Barbón para conocer un negocio del que todos hablan, cada vez más, por toda Asturias.

El presidente del Ejecutivo regional se preocupó por las inquietudes del pastelero y le preguntó por su trayectoria. Jonathan González tiene 33 años, estudió en la Escuela de hostelería de Gijón y siempre quiso volver al pueblo. Creó una pequeña pastelería que, con el paso del tiempo –“y siempre con el apoyo de mi familia, que fue imprescindible”–, se le ha quedado pequeña. Hoy es padre de una niña de seis meses y emplea a siete personas, todas ellas de su familia.

De hecho, el empresario destaca el carácter familiar de Cabo Busto y su interés por permanecer en la zona rural y buscar la calidad. La pastelería trabaja, sobre todo, bajo encargo y solo abre los fines de semana (incluido el viernes), porque quiere mantener la calidad de sus productos. “Si hacemos mucho y nos complicamos con el número, ya no puedes mimar el detalle”, explicó durante la visita del presidente de Principado.

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