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Villaoril recupera su luz

Centenares de personas regresan al santuario a cumplir con la tradición tras pasar lo peor de la pandemia: “Ahora solo pedimos salud”

Arriba, una mujer fotografiando a la Virgen; y Toni García y Miguel Ángel Álvarez mostrando una foto de su peregrinaje al santuario cuando eran jóvenes. Sobre estas líneas, a la izquierda, Mercedes Rodríguez, Ángela García, Henar Fernández, Ludi Pérez y María José Pérez. En el centro, la Banda de Gaitas “Reina del Truébano”. Y a la derecha, Manuel y Juan García muestran avellanas, compra habitual durante la festividad. | A. M. Serrano

La fiesta de Villaoril recuperó ayer su color después de pasar lo peor de la pandemia. Centenares de personas volvieron a acercarse al santuario para cumplir con el propósito de ver a la Virgen, disfrutar de la misa, hacer la ofrenda y cumplir con una tradición “que nos enseñó la familia”.

Villaoril recupera su luz

Es Villaoril un lugar muy querido por los vecinos del Occidente asturiano, un lugar en el que rezar y encontrarse con personas a las que ven de año en año gracias en parte a la festividad. Muchos llegan cada 28 de septiembre al centro de este pueblo naviego a pie, caminando desde sus pueblos de residencia. Miguel Ángel Álvarez fue ayer uno de ellos. Oriundo de Quintana, hizo el trayecto que separa Luarca del templo, como cada año desde hace medio siglo. ¿Qué siente cada vez que llega? Tal vez nostalgia de otros tiempos. Ayer recorrió el camino con uno de sus amigos de infancia, con el mismo con el que comparte recuerdos. “Siempre hacíamos lo mismo; salíamos en pandilla todos los chavales de pueblo”, rememoró. Todavía tiene fiel recuerdo del manzano que hay en el acceso, “sigue el en el mismo lugar ofreciendo los frutos de temporada”. A Toni García, su compañero de viaje y amigo, le pasa lo mismo. Ir a Villaoril es “activar” recuerdos de infancia y juventud. Mantener vivas y presentes esas andanzas y momentos que sucedieron en el mismo lugar hace tantas décadas.

Villaoril recupera su luz

A Villaoril casi todos acuden “por devoción”. Es la respuesta más escuchada si se pregunta el motivo de la visita. ”Nos enseñó mi madre”, contó la luarquesa María Jesús Pérez. Ella hizo ayer el camino con su hermana, Valentina. “Es como un reconocimiento a nuestra madre”, relató y contó cómo antaño se quedaban a comer con sus tías y otros familiares.

Villaoril recupera su luz

En la iglesia, los fieles no pierden la oportunidad de retratar con sus móviles a la imagen, que ayer se quedó en el centro del retablo sin poder bajar de su palco por razones relacionadas con la pandemia. A la Virgen de Villaoril se le atribuyen milagros y de eso saben mucho María López y María de los Ángeles Pérez. Vecinas de Villayón, cumplieron “con una tradición”, con una fiesta y con “un sentir” religioso. Ellas conocen que antes eran muchas las personas con limitaciones físicas y enfermas que subían por el empinado camino que separa el templo de la carretera general pidiendo el milagro.

Villaoril recupera su luz

Carmen Pérez y Manuel Alonso recordaron también esos tiempos. La pareja llegó al templo a pie, ambos con ropa deportiva y desde Luarca. “Después de la era covid ya tenemos claro que lo que hay que pedir, solo salud”, destacó la primera. Otro grupo de Luarca se acercó a la iglesia tras hacer la “especial” caminata. La “por un día” portavoz de las amigas, Mercedes Rodríguez, contó el periplo. “Lo pasamos bien y cumplimos con una tradición”, dijo y recordó otros años en los que se vendían rosarios de avellanas y se pasaba la jornada en familia, cerca de la iglesia.

Las avellanas, una compra típica en esta festividad, no faltaron a la cita. Justo a la entrada de la iglesia un puesto vendió muchas bolsas del fruto seco. “Siempre que vienes hay que llevar unas cuantas”, destacó Manuel García, quien junto a su amigo Juan García compró “para toda la familia”.

En cuanto a las misas, hubo nueve: desde las siete de la mañana a las siete de la tarde. El párroco de Villaoril, Manuel Álvarez, aseguró que este año el día de fiesta congregó a más gente que el año pasado, “si bien sigue siendo poco si se compara con lo que pasaba antes de la pandemia”. Álvarez destacó la perseverancia de los fieles: “No hace falta poner cartel; aquí la gente lleva en el ADN peregrinar a Villaoril”. En las misas participaron también los religiosos Emilio Menéndez, Marcelino Garay y Francisco Donate y el diácono Miguel Ángel Fernández.

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