“‘Espacio Tormaleo’ es un proyecto singular y tractor para el Suroccidente y creemos que es una oportunidad para recuperar la zona y frenar ese proceso de pérdida de población”, sostiene el ovetense Jorge Pérez, promotor de un ambicioso plan para el entorno de la mina a cielo abierto de la localidad ibiense de Tormaleo. La iniciativa fusiona turismo, ocio, cultura y entretenimiento con emprendimiento, de ahí que entre las infraestructuras proyectadas se incluya un teleférico, un centro cultural multiusos y un centro de emprendimiento. Esta actuación, con una inversión de entre 10 y 15 millones de euros y el objetivo de ser realidad en 2025, se plantea de forma paralela al plan de rehabilitación que impulsa para la antigua explotación minera de Ibias el Ministerio para la Transición Ecológica.
Pérez celebró ayer en el colegio de Luiña el acto formal de presentación de su idea a los vecinos y subrayó que se trata de “un proyecto singular que permite recuperar la zona”. Aunque el trabajo se inició antes, Espacio Tormaleo, S. L. se constituyó en agosto y está integrado por dos personas físicas (Jorge Pérez y su socio) y por dos empresas: la andorrana de ingeniería Semsa y la consultora medioambiental asturiana Taxus. Aunque la inversión podría alcanzar los quince millones, no todo el desembolso saldría de estos socios, ya que su intención es que una empresa externa se ocupe del proyecto final del teleférico y de su construcción y gestión. Este recurso, con unos ocho millones de euros de coste, es “con diferencia” la parte más cara del Espacio Tormaleo.
Además de la más cara es también uno de los principales atractivos, ya que el teleférico, de 4,5 kilómetros de longitud, cubriría la distancia entre la mina a cielo abierto y el túnel de Cienfuegos y permitiría a los turistas conocer todo el entorno a vista de pájaro. “En la zona no hubo un teleférico pero sí una línea de baldes y lo que queremos es recordar aquella instalación”, subraya el promotor, convencido de que este recurso será un gran atractivo para la zona.
Además, en el entorno de la mina a cielo abierto se plantea un centro cultural multiusos que servirá para “ofrecer contenido y realizar actividades”. Aunque no están definidas sus dimensiones finales podría rondar entre los 800 y 1000 metros cuadrados de superficie.
El tercer equipamiento será un centro de emprendimiento que se ubicaría en las antiguas escuelas rurales de Luiña, actualmente en abandono. Esta sería la primera pieza que podría ver la luz, pues la idea es que la rehabilitación comience en 2022 y concluya en 2023. En estas escuelas se creará un centro de trabajo y de vivienda compartida, lo que se conoce como coworking y coliving en su denominación inglesa. Podría tener capacidad para alojar a entre 15 y 18 personas y para su puesta en marcha es fundamental “que tengamos una conexión buena a internet”.
La idea de este centro es que la zona, además de recibir “flujos turísticos”, pueda ser un lugar para crear empresa, atraer a emprendedores o a los llamados nómadas digitales. “Podría ser el germen de nuevos proyectos”, añade Pérez, quien deja claro que además de todas estas iniciativas van a trabajar en varios frentes como la elaboración de un inventario de viviendas disponibles para gente que busque establecerse en la zona.
De manera paralela a estos equipamientos, el proyecto contempla un apartado dedicado a la construcción de apartamentos turísticos y espacios de restauración en la zona. “Vendrá mucha gente que demanda sitios para comer y dormir”, señala el promotor, que dice contar con el apoyo del vecindario y espera también lograr que las administraciones les permitan desarrollar esta iniciativa. De momento, el gobierno local de Ibias ve su plan con buenos ojos.
