Dice el historiador del arte Gabino Busto que es muy difícil sintetizar la personalidad “tan rica y densa” del juez chileno Juan Guzmán Tapia, que falleció en enero de 2021 y cuya carrera trascendió a nivel mundial por el procesamiento del dictador Augusto Pinochet. Busto conoció a Guzmán en 2007, cuando visitó Asturias gracias a la Asociación Cultural Contigo y ahora colabora con este colectivo noreñense para preservar el legado y mantener vivo el recuerdo del magistrado.

En aquel viaje de 2007, el juez no solo conoció Noreña, sino también Tapia de Casariego, villa de origen de su familia materna. Es la razón por la que la asociación Contigo, que organizó a finales del año pasado el primer memorial en recuerdo del juez, se alió con el colectivo Amigos de la Historia de Tapia para promover otra actividad en su recuerdo en la villa tapiega.

“Su madre, Raquel Tapia, siempre le decía que tenía que venir aquí y fue lo que hizo. Vino y se encontraba muy satisfecho de haber hecho esa visita. Estaba muy interesado por Asturias y por Tapia”, señala Busto, que aplaude que figuras de la excepcionalidad del juez “vertebren a la gente y a las comunidades”.

Para Busto el juez era una persona “que despedía luz y cuya vida ejemplar es un acicate ante las adversidades”. Considera el historiador que la vida de Guzmán Tapia fue “un modelo de conducta por su valentía y su coraje”. Además, subraya la importancia que tuvo el procesamiento de Pinochet que, aunque no logró su condena, sirvió para aclarar “los atentados que hubo en Chile contra los derechos humanos”. Aquel procesamiento, añade Busto, truncó su promoción como juez y fue una “rémora” para su crecimiento profesional.

Una imagen de Juan Guzmán durante su visita al concejo en 2007. | Reproducción de T. C.

Durante la conferencia celebrada en Tapia intervinieron por videoconferencia sus dos hijas: Julia, desde Chile, y Sandra, desde París. Ambas agradecieron a los colectivos de Tapia y Noreña su “voluntad de presentar viva la memoria de nuestro padre” y resaltaron las cualidades de su progenitor, conocido como “el juez sin miedo”.

“Buscó desesperadamente y durante toda su vida la verdad en todas sus causas”, señaló Sandra, quien hizo hincapié en su “humanismo profundo”. Por su parte, Julia Guzmán, contó que su padre “escuchaba, preguntada y daba tiempo a las víctimas”. La chilena destacó el papel en el procesamiento a Pinochet al lograr que “se aceptara una barbarie acallada durante tanto tiempo, las víctimas se sintieron escuchadas por primera vez, creídas por las instituciones”.