Villartorey rescata la memoria de los pueblos: "Así éramos"

La Asociación de Mujeres "Virgen de los Dolores" reúne a centenares de personas en la "polavilla" de Villayón

Ana M. Serrano

Ana M. Serrano

Lució ayer el sol en Villartorey para celebrar la "polavilla". Celina González, una de las integrantes de la Asociación de Mujeres "Virgen de los Dolores" de Villayón, que organiza el encuentro, sonríe. "El tiempo ayuda mucho", explica, mientras se dispone a hacer esa visita guiada que muchos participantes añoran.

¿Qué es la "polavilla"? Para los que no conozcan el término es "ir por el pueblo, lo que se hacía antes cuando no había tantos entretenimientos en casa", dice González. Antaño, llegaba la noche y en época de esfoyón los vecinos se reunían de casa en casa. Ahora que ya no existe esta tradición, los que sí la vivieron no quieren que caiga en el olvido. "Al final es como un homenaje al pueblo, al arte de vivir de antes y a los oficios de antes, así éramos", añade González.

Celina González y José Antonio Álvarez, en la entrada del pueblo, dando la bienvenida a los visitantes. | A. M. Serrano

Villartorey rescata la memoria de los pueblos: "Así éramos" / A.M.S.

En Villartorey, donde se celebra desde hace tres años este encuentro que antes tenía como escenario la capital de Villayón, abundan los puestos de artesanos y no faltan aquellos que saben hilar, tejer o hacer madreñas o cestos. Nieves López es una enamorada de este pueblo. Avilesina de origen, vive en él desde hace poco más de un año. "Me lo pensé por el camino que lleva al pueblo, pero encontré aquí algo que me hizo quedarme", apunta. Para la ocasión viste traje tradicional. Lleva cesta con maíz y departe con los vecinos y amistades de siempre. Hay vino caliente y sidra dulce. Alfiladas, castañas asadas en vivo y tortas de pan hechas al momento. Todo, por premios asumibles. Y lo que no falta son saludos y conversación, algo que ahora, con menos habitantes, se echa de menos en los pueblos.

Al frente de los tambores donde se asan las castañas está el vecino de Trelles (Coaña) Pablo Álvarez. Es uno de los voluntarios que todos los años participan en la peculiar jornada, que se abre a mediodía y se cierra por la tarde. Bastan dos tambores de antiguas lavadoras y dos calentadores también obsoletos, "todo reciclado", para cocinar las castañas. Oliva Rodríguez tiñe sus manos de negro para ofrecer este fruto del otoño, mientras advierte de que en esta edición hay más personas que en la pasada. Los aparcamientos están llenos y los turismos estacionan en mitad del camino.

Villartorey rescata la memoria de los pueblos: "Así éramos"

Celina González y José Antonio Álvarez, en la entrada del pueblo, dando la bienvenida a los visitantes. / A. M. Serrano

Catia Menéndez y María Isabel González son de Almuña, en Valdés. La asociación que organizó hace una semana la fiesta del esfoyón en este enclave valdesano es la encargada de llevar la prensa y hacer sidra dulce en directo. La decoración llama la atención: bidones de lecheras antiguas, muchas calabazas y hasta una sombrilla hecha con plantas de maíz sorprenden al turista, que, una vez en la "polavilla", quiere repetir. Así lo hacen todos los años Sofía López y sus hijas, Laura y Alba García, de Armental. "Nos gusta todo y no faltamos", señalan mientras degustan un torta con picadillo.