Las Hermanitas de los Ancianos se despiden de Cangas con pena y agradecimiento tras 125 años de cuidados

"Era un refugio para la gente que no tenía nada, ellas los acogían igual", destacan los cangueses de las religiosas que traspasan la gestión de su residencia a una empresa a partir de marzo

Las religiosas con los sacerdotes del arciprestazgo de El Acebo y el arzobispo de Oviedo Jesús Sanz Montes, tras la celebración religiosa.

Las religiosas con los sacerdotes del arciprestazgo de El Acebo y el arzobispo de Oviedo Jesús Sanz Montes, tras la celebración religiosa. / D. Álvarez

Con pena y llenas de agradecimiento, las Hermanitas de los Ancianos se despidieron este jueves de Cangas del Narcea en una misa oficiada por el arzobispo de Oviedo Jesús Sanz Montes. Tras 125 años cuidando de las personas mayores del concejo y de municipios limítrofes, las religiosas han decidido traspasar la gestión a una empresa, la razón que argumentan es “la falta de vocaciones”, lo que les hace imposible continuar al frente de todas las residencias que tienen. El cambio de manos de la residencia Hogar San José no se materializará hasta el 1 de marzo, pero las Hermanitas ya han comenzado a recoger sus pertenencias y a despedirse.

 “Es una decisión muy difícil, pero lo tenemos que hacer por falta de vocaciones, somos cuatro y ya no podemos atender toda la casa y esta misma decisión se está tomando en otras congregaciones por la misma razón”, lamentaba la Madre Superiora Sor Encarnación Andrés, antes de la misa. La religiosa incidía, no obstante, en la intención de la congregación de conseguir mantener activa la residencia a pesar de su marcha: “Lo que queríamos era no tener que cerrar la residencia, para que los ancianos se puedan quedar en el pueblo y hemos encontrado una empresa que la va a gestionar”.

Asistentes a la misa.

Asistentes a la misa. / D. Álvarez

Son cuatro monjas las que están actualmente en la residencia de Cangas del Narcea. Junto a la Madre Superiora, que llegó hace dos años al cargo y que ya había estado destinada en esta residencia hace 24 años durante un lustro; continúan Sor Carmen y Sor Florinda, dos veteranas de la congregación; y Sor Eliana. A su cargo tienen a 87 residentes y unas 40 empleadas, un trabajo que hace unos años desarrollaban una decena de religiosas.

Aunque aseguran que todo continuará igual tras su marcha, familias y vecinos confiesan cierta incertidumbre sobre el futuro del equipamiento. “Hacían una labor muy importante en Cangas, era un alivio saber que estaban aquí por si en algún momento necesitabas ayuda con un familiar”, explica Elvira Fernández, que tuvo en la residencia a una prima. Recuerda que “mucha gente entraba aquí y no tenía medios económicos para pagar una residencia, ahora no se sabe cómo será económicamente”.

Ángeles Menéndez, vecina del barrio El Corral donde se sitúa la residencia, asegura que se les “va echar mucho en falta” y también ensalza la labor que han desarrollado: “La empresa funcionó siempre, dio muchos puestos de trabajo y era un refugio para la gente que no tenía nada, ellas los acogían igual”.

En su homilía, el Arzobispo defendió que la decisión de las Hermanitas de dejar Cangas “no es un capricho”, sino que responde al problema que afecta a todos los ramos de la Iglesia, la falta de vocaciones. Su intervención estuvo llena de agradecimiento por los 125 años de la congregación dedicados a las personas mayores en el concejo. “Puede haber cosas mejorables, como en todos lados, pero el balance es tan enormemente grato y positivo que no podemos menos que agradecer sinceramente”, subrayó. Además, expresó el deseo de que “la residencia siga respondiendo a una necesidad social, para que las personas que necesitan un espacio como este puedan seguir teniendo una puerta a la que llamar y alguien que les ayude”.

El Arzobispo oficiando la misa.

El Arzobispo oficiando la misa. / D. Álvarez

Al final de la misa, las religiosas de Cangas del Narcea y por delegación la Madre General, que no pudo estar presente, intervinieron para trasladar agradecimientos al Ayuntamiento, a los residentes y familiares, también a las trabajadoras “por vuestra entrega diaria, por haber sido los brazos que junto a nosotras hemos hecho posible nuestra labor” y a voluntarios y bienhechores. Asimismo, quisieron pedir “perdón por los fallos y errores que hayamos podido cometer en estos largos años”, e incidieron en su empeño por “pasar el testigo” para que la residencia continuase en funcionamiento. “Estamos seguras de que la atención de calidad continuará bajo la gestión de la empresa gestora Clece, a la que también agradecemos que haya asumido el reto de mantener abierta la residencia de Cangas, salvaguardando empleos y las plazas de los residentes”.

El Hogar San José se inauguró el 16 de agosto de 1880. Su fundador fue el filántropo cangués Felix María Villa, que lo construyó con el fin de atender y acoger a las personas pobres y enfermas. Decidió cederlo a la congregación religiosa de las Hermanitas de los Ancianos Desamparados, que se había creado en 1873 y tenía su sede central en el Asilo-Noviciado de Valencia.